Un comentario frecuente con respecto a la próxima entrega de los Premios Oscar, es que la caballada está flaca y no hay muchas películas de calidad o que realmente cautiven al espectador. Afortunadamente hay excepciones, y una de ellas es Room, cinta nominada en 4 categorías a estos premios, incluyendo Mejor Película.
Dirigida por Lenny Abrahamson, la película está basada en la novela del mismo nombre escrita por Emma Donoghue. En apariencia su trama es sencilla pues nos habla de un niño de 5 años quien está bajo el cuidado de su madre (Brie Larson); como cualquier otra mamá, ella dedica su vida a mantener a Jack (Jacob Tremblay) seguro y feliz, criándolo con amor y disfrutando de las actividades típicas de una relación madre-hijo: jugar, reír y contar historias.
A pesar de lo anterior, su vida está muy lejos de ser típica, pues en realidad ambos viven cautivos en un cuarto de tres metros cuadrados que carece de ventanas, al que la madre llama simplemente “habitación”.
Con la finalidad de que su hijo no se percate de su triste realidad y tenga una vida plena y satisfactoria, ella crea todo un universo alrededor de esa minúscula habitación. A medida de que Jack crece se vuelve más curioso y comienza a cuestionar varias cosas de su vida, esta situación hace que su madre toque fondo y a empiece a idear un arriesgado plan de escape, que acabará enfrentándolos a su mayor miedo: El mundo real.
Sí, muchos podrán pensar que se trata de “La vida es bella”, solo que en lugar de un campo de concentración tenemos un pequeño cuarto. Sin embargo, Room nos ofrece una visión aún más rica en metáforas y un sinfín de lecturas que continúan revoloteando en la mente del espectador aún días después de haber visto la película.
Cuando madre e hija logran salir de aquella prisión y se encuentran con la inmensidad del mundo real (no estamos diciendo nada que no se vea en el trailer) es cuando esta película adquiere una mayor profundidad. Y es que pongámonos en la perspectiva de Jack: Durante toda su vida vivió confinado a cuatro paredes dentro de las cuales se englobaba todo su mundo, al verse libre cada segundo es un descubrimiento, una nueva experiencia que por momentos se torna abrumadora, pero que en general resulta emocionante.
Piensa en la cantidad de personas que ves en la calle, todos los autos que van y vienen ante tus ojos, el azul del cielo y las nubes que puedes contemplar solamente elevando la mirada, la sensación de tocar un árbol… todos estos ejercicios cotidianos y en cierta forma invisibles para nosotros, son toda una odisea para el pequeño Jack. Ahora, a su corta edad debe adaptarse vivir en una sociedad de la que desconoce casi todo. En otras palabras, debe ingeniárselas para jugar sin saber las reglas.
Como contraparte de este descubrimiento luminoso, tenemos a Joy, la mamá de Jack, quien debe aprender a salir de las sombras y recuperar su vida. En apariencia, esto que debería resultar mucho más fácil en realidad es todo un reto, pues la Joy del pasado es muy diferente a la del presente. ¿Cómo retoma su existencia alguien que por años estuvo “en pausa” para el mundo, pero que en realidad mutó en todos los aspectos?
Esta es sólo una de las muchas lecturas de Room. Corresponderá al espectador la maravillosa tarea de ir quitándole las capas a esta cebolla emocional y sacar sus propias interpretaciones. En apariencia esta cinta es muy dulce e inocente, aunque detrás siempre está latente un duro ejercicio que nos confronta con la fragilidad emocional de las personas, con nuestros miedos y con la necesidad de pertenencia.
Otro de los puntos fuertes de esta película es la enorme actuación de Brie Larson, quien a lo largo de la cinta logra meterse en la piel de su personaje y nos regala un trabajo excepcional. No es fácil interpretar a una mujer que en la trama es sometida a tantos vaivenes físicos y psicológicos, sin duda, esta película bien escrita y dirigida, adquiere alcances aún más altos gracias a esta actriz que desde ahora marcamos como favorita para llevarse el Oscar a Mejor Actriz.
En fin, una película imperdible, de lo mejor del último año.
Por @gabrielrevelo