Siempre pasa algo con las películas de Quentin Trantino, sucede que hay mucha expectativa por ver una obra nueva de este renombrado cineasta pero, al mismo tiempo, también existe una sensación de que lo que veamos será muy parecido a películas anteriores.
El sentimiento fue mayor cuando nos enteramos que The Hateful Eight (Los Ocho Más Odiados) es otro western en la vena de la anterior película de Tarantino, Django Unchained.
Y sí, The Hateful Eight, para bien o para mal, tiene muchos de los elementos a los que Tarantino ya nos ha tenido acostumbrados a lo largo de toda su obra. Habiendo dicho todo esto, no quiere decir que The Hateful Eight esté exenta de sorpresas y, por el contrario, tiene algunas muy interesantes.
La historia se centra en un par de cazarecompensas, el Mayor Marquis Warren y John Ruth (interpretados por Samuel L. Jackson y Kurt Russell) quienes se dirigen a un pueblo en Wyoming llamado Red Rock para cobrar sus recompensas.
Sin embargo, con una tormenta de nieve inminente, tienen que refugiarse junto con la fugitiva de John, Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), así como con el presunto nuevo shérif del pueblo, Chris Mannix (Walton Goggins) en la mercería de Minnie, donde se encontrarán con otros personajes y encontrarán que, posiblemente, no lleguen a su destino.
Casi toda la película se desarrolla en un solo sitio y, en ese sentido, recuerda mucho a Reservoir Dogs pero no es exactamente igual. Lo que comienza como una película western empieza a tener elementos de películas de crimen y film noir en gran parte de la cinta.
La atmósfera en casi toda la película es bastante tensa y casi todo el tiempo hay una sensación de que algo va a salir muy mal. Al igual que Reservoir Dogs y otras películas de Tarantino, hay un gran énfasis en los diálogos, de hecho, en ocasiones el ritmo es muy parecido al que se tendría en una obra de teatro aunque sin perder de vista el aspecto cinemático.
La película está completamente cargada hacia las actuaciones ofrecidas por los involucrados y es, definitivamente, uno de los mejores aspectos de The Hateful Eight. Tanto los principales como el resto del reparto que incluye a Demian Bichir, Tim Roth, Michael Madsen, Bruce Dern, entre otros, dan brillantes interpretaciones de los muy caricaturescos personajes.
La fotografía es otro punto que resalta, fue filmada en 70mm y vaya que es un aspecto que se nota, especialmente en las tomas exteriores pero todo captura el ambiente gélido del lugar. Por supuesto, esto también contribuye a que sea una película que, sin duda, nunca se va a ver igual en otro contexto que no sea un cine.
La música también es otro aspecto muy bien cuidado, la música original hecha por el legendario Ennio Morricone funciona muy bien. Morricone esencialmente definió los soundtracks del Western y queda perfecto en esta película. No obstante, la música no está siempre presente, hay largos momentos en los que se encuentra ausente, lo que hace que la tensión en muchos momentos sea todavía mayor. La música se emplea solo en algunos momentos pero son momentos que resaltan mucho gracias a ella.
El ritmo a veces es lento y esto puede ser un elemento que no le va a gustar a todo mundo. De hecho, esta probablemente será una de las películas de Tarantino que más dividan a su audiencia, especialmente porque está muy cargada hacia el diálogo y es bastante larga (167 minutos).
Pero, como siempre, Tarantino tiene un enorme talento para escribir buenos y entretenidos guiones en donde hasta las cosas más mundanas suenan importantes. The Hateful Eight no es la excepción y no hay ningún momento flojo en ese sentido, la tensión es continua y es gracias a los diálogos.
Y, justamente, el ambiente en el que todo se desarrolla es de los mejores puntos de esta película, son pocos los momentos en los que no se siente la incomodidad entre los personajes y, aunque uno puede intuir ciertas cosas, nada termina exactamente como uno lo imagina.
Probablemente The Hateful Eight no sea para todos, especialmente por el ritmo y la duración de la película que puede cansar a algunos. Lo más seguro es que si son fans de Tarantino la vayan a disfrutar en mayor o menor medida.
De todos modos, aún si nunca han visto alguna de sus películas o, incluso, si no les agrada mucho lo que ha hecho, vale la pena ir a verla.