A pesar de que los Nuevos 52 hicieron del Universo DC todo un despapalle que tanto veteranos como recién llegados no podían entender, al menos sirvió como la base para una de las mejores reestructuraciones de sus cómics con Rebirth.
Claro, la explicación de este “nuevo” Universo es la típica faramalla sin sentido de los cómics de superhéroes… en pocas palabras, todo fue culpa del Dr. Manhattan.
Pero esto ha hecho que DC haga todo lo contrario de su Universo Fílmico, trayéndonos versiones más humanas y empáticas de sus héroes. Quien se ha visto más beneficiado de estos cambios, es el mismísimo Caballero de la Noche, Batman, quien ahora si se toma en serio su papel como padre de su hijo de probeta, Damian Wayne.
Pero en el último número de Batman, Bruce Wayne nos ha dejado a todos con la boca abierta. Al darse cuenta de lo importante que es la gente a su alrededor, Bruce al fin se sinceró con su amor eterno, Selina Kyle, la criminal conocida como Gatúbela.
Y para no hacerles el cuento más largo, nuestro querido multimillonario de los cómics, le propuso matrimonio:
Sí, como lo acaban de ver queridos lectores, el siempre angustiado y paranoico antihéroe está listo para el bodorrio.
Claro, aún falta que Selina le responda, pero esta acción es muy significativa, ya que por años los escritores han hecho de Batman un manojo de nervios e intransigencias. Pero en Rebirth, al fin se le ha dado un respiro al buen Bruce, iniciando con su relación con su hijo Damian y el agradecerle a todos sus allegados por los años que lo han tenido que soportar.
De hecho, una de las mejores series que hay en estos momentos, es la de Super Sons, en la cual vemos las aventuras de Damian Wayne y Clark Kent Jr., hijo del Superman del Universo previo a los Nuevos 52 que no desapareció después del evento Flashpoint y que regreso tras la muerte del Hombre de Acero de este Universo, y ahora está haciendo todo lo posible para ganarse la confianza de los héroes que si lo reconocen como Superman, pero no como el suyo y… cómics.
Y bueno, que más podemos decir sin empezarlos a confundir a ustedes y a nosotros mismos. Ahora sólo falta que no nos lo mande a la goma, no vaya a ser que acabe triste como el pobre Ben Affleck.