Existen juegos que rompen todos los esquemas y que marcan un antes y un después en la industria. Bleeding Edge no es ni por asomo algo así, pero esa es la idea con la que el juego fue desarrollado: viene a entretenerte, no a ganar un Oscar. Esta es la opinión de PUSH THE BUTTON.


Bleeding Edge es un juego extraño del cual hablar por el contexto en el que nos encontramos. Por un lado estamos por terminar el ciclo de vida de la generación actual de consolas y esperamos varios de los lanzamientos más importantes de la década. Por otro lado, estamos encerrados indefinidamente en nuestros hogares y las opciones de entretenimiento se agotan.

Este título sabe lo que es, sabe que no viene a inventar un nuevo género y sabe que no va a ser tu juego del año (tal vez para unos muy pocos sí), pero es justo aquí donde está su mayor fortaleza: No viene a cumplir tus expectativas ni las de la “crítica especializada”, viene a ser tu opción para cuando te canses de jugar un JRPG de 3 mil 780 horas y eso está bien.

Todos necesitamos ese cambio de ritmo, pues son pocos los que aguantan un maratón así de extenso de un mismo título. Cuando necesitas desenchufarte de jugar Assassin’s Creed después de 100 horas; Bleeding Edge estará ahí para enfriarte con unos buenos y descerebrados combates que no tienen ningún sentido.

¿Para qué o qué?

Este título no tiene ningún reparo en adoptar mecánicas de otros juegos exitosos del pasado, pero no es un vulgar copy & paste; utiliza los elementos que hemos visto en títulos como Overwatch (la comparación más obvia y repetida) y trata de crear algo nuevo con dichos elementos. Sí, la forma más rápida de ver a Bleeding Edge es como un 4 v 4 que pelean por controlar un mapa.

Funciona con un sistema de héroes y especialidades, lo hemos visto muchas veces:

Le hablas a tus amigos, arman un equipo de lo más balanceado posible con tanques y curadores, trazan una estrategia digna de Napoleón Bonaparte para hacerse con el territorio enemigo, arranca la partida y el equipo contrario barre el piso con ustedes en los primeros 30 segundos. Pasa todo el tiempo.

Pero lo disfrutas y eso es lo importante. Bleeding Edge saca el mayor provecho de eso, pues lejos de darte árboles de habilidades con 250 ataques y niveles por desbloquear, sólo te avienta a un tutorial con un maniquí y pobre de ti si no entendiste.

Entra a un mapa, golpea a todos los oponentes, disfruta de los increíbles diseños de los personajes y reza porque todo salga a tu favor.

Si hay algo que frustra es que es muy fácil que todo se salga de control y uno de los bandos tome la batuta de tal manera que es imposible darle la vuelta a la partida. Es fácil de darse cuenta cuando una partida está perdida a los pocos minutos de haberla empezado y muy lejos del final. Algo dentro del matchmaking no cuadraba bien durante los primeros días de juego, conforme pasaban los días se balanceaba un poco sin desaparecer por completo.

¿Entonces? ¿Sí o no le entras a Bleeding Edge?

La gente de Ninja Theory (desarrolladores) no sólo pensaron en hacer un juego hermoso artísticamente hablando, sabían que en 2020 un juego de este tipo no iba a funcionar sólo por ser divertido y lo sacaron con un as bajo la manga: El Game Pass.

Si Bleeding Edge hubiera sido lanzado en 60 dólares (precio promedio de juegos nuevos) con los únicos 2 modos de juego que tiene y sus 12 personajes, sería el robo más grande de la historia, pero es aquí donde entra el Game Pass.

¿Qué diablos es el Game Pass? Una maravilla con la que cuenta el Xbox y usuarios de PC (en versión Beta) pues se trata de un sistema de paga donde por cierta cantidad al mes tienes acceso a una librería absurdamente grande de juegos BUENOS y hasta de lanzamiento como Gears 5 (mismo que fue estrenado ANTES en exclusiva de Game Pass).

Este elemento por sí mismo hace que valga la pena que adquieras Bleeding Edge, obvio si ya cuentas con GP, porque básicamente te sale gratis. Si no tienes Game Pass y por alguna razón quieres comprar el juego físico, en Amazon encuentras tu copia de BE en 799 pesos al momento de escribir esta reseña que tampoco es precio completo.

Por otro lado, con esos 799 puedes comprar casi 6 meses de Game Pass y pensamos que eso vale más la pena.

¿Qué depara para el futuro de Bleeding Edge?

Cuando lanzas este tipo de juegos es obvio que habrá actualizaciones como nuevos mapas, nuevos personajes, nuevos modos de juego y claro que habrá mucho de eso para Bleeding Edge, pero también vienen muchísimos títulos que harán que este juego se vaya empolvando en el back-log digital de muchos.

Creemos que Ninja Theory tiene el talento necesario para mantener vigente un título de este tipo, pero también creemos que Senua’s Saga: Hellblade II está un poco más arriba en la lista de prioridades de la desarrolladora.

¿En resumen?

Bleeding Edge es una cerveza del Oxxo helada y con limón en un caluroso día de cuarentena en un mundo donde todos quieren que bebas Champagne Cristal y que te guste o “no sabes nada de disfrutar la vida”.

Pruébenlo en lo que pasa la cuarentena.


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*The cake is a lie.

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