Los agujeros negros son objetos astronómicos fascinantes. Hasta ahora, se han estudiado dos tipos principales: supermasivos y de masa estelar. Y de este último es que se ha descubierto uno que se convierte en vecino de nuestra Vía Láctea.

Un grupo de científicos de diversas instituciones y agencias en todo el mundo, reveló el descubrimiento de un agujero negro de masa estelar que tiene la peculiaridad de estar inactivo. ¿Y eso qué quiere decir? Que son difíciles de detectar a partir de que no interactuan con su entorno, y por tanto, no emiten altos niveles de radiación de rayos X.

Este agujero negro, bautizado como VFTS 243, se encuentra en la Nebulosa de la Tarántula en la Gran Nube de Magallanes, la galaxia enana que está unida gravitacionalmente a la Vía Láctea. En otras palabras, es nuestra vecina y encierra un montón de misterios que de a poco han sido revelados.

Pero para entender la importancia de este acontecimiento, por acá primero explicamos qué es un agujero negro, cuál es la diferencia entre los dos tipos principales y qué hace tan determinante al VFTS 243.

Nebulosa de la Tarántula / ESO/L. Calçada

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¿Qué es un agujero negro?

Un agujero negro es un lugar en el espacio cuya fuerza de gravedad es tan grande, que nada puede escapar de ahí, ni siquiera la luz. La gravedad surge a partir de que grandes cantidades de materia están acumuladas en un espacio muy reducido.

Existen teorías de distintos tipos de agujeros negros, pero los más comunes son los que mencionamos con anterioridad: los supermasivos y los de masa estelar. La diferencia entre ambos, desde luego, es su masa.

Un agujero supermasivo tiene la masa de más de un millón de soles juntos. Se han encontrado pruebas de que cada galaxia tiene al centro un agujero negro de este tipo. El de la Vía Láctea se le conoce como Sagittarius A, tiene una masa de 4 millones de soles y su diámetro es de la misma distancia de la Tierra al Sol.

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Agujeros negros de masa estelar

En cuanto a los agujeros negros de masa estelar, su masa varia entre 10 y 20 masas solares (mucha “masa”, una disculpa). Nacen cuando una estrella es tan “grande”, que gasta el combustible de su núcleo, y por tanto, comienza a comprimirse hasta colapsar bajo su propio peso. Esto produce una supernova o la explosión de la estrella.

La fuerza de compresión gravitacional es tan fuerte, que todo se convierte en un punto sin masa en el espacio, algo que se le conoce como singularidad. Es decir, mucha densidad en poco espacio, pues la materia se ha convertido en energía. Estos van creciendo por la acumulación de materia que van atrapando.

Lo más interesante es que los agujeros negros son invisibles. Sin embargo, los humanos hemos desarrollado artefactos que nos ayudan a detectarlos. Se sospecha de un agujero negro considerando los efectos a su alrededor.

Por ejemplo, con la emisión de ondas de rayos X como consecuencia de las altas temperaturas (millones de grados) de la materia que “chocan” con sus ondas gravitacionales.

Una animación de VFTS 243 / ESO/L. Calçada

VFTS 243, un sistema binario

Como les contábamos, todo lo que sabemos de los agujeros negros surge de teorías, hipóstesis y suposciones que con el tiempo se han ido confirmando o negando. Incluso, hay un grupo de científicos que se dedican a rechazar supuestos descubrimientos de agujeros negros.

Pero fueron estos mismos los que encontraron el agujero negro de masa estelar VFTS 243 que orbita una estrella blanco/azulada caliente con 25 veces la masa de nuestro sol mientras el agujero negro tiene nueve veces la masa del sol. Es decir, la estrella es 200 mil veces más grande que el agujero.

La particularidad de este agujero negro es que la estrella que dio origen, desapareció sin haber dejado rastro de una explosión anterior. Esto significaría que no se dio una supernova, y la estrella que formó este agujero negro desapareció en su totalidad. A esto se le llama “colpaso directo” y pruebas de esto han surgido. Además, en lugar de formar una órbita elíptica, es circular.

VFTS 243 / Imagen: ESO/L. Calçada

La otra cosa interesante es que no está alimentándose de materia como gas, polvo o materal estelar. O sea, no interactúa con su entorno. Por lo tanto, no emite rayos X (les platicábamos que con esto se detectan).

El VFTS 243 es el primer agujero negro inactivo que se descubre con certeza, y se dio gracia al Telescopio Extremadamente Grande (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) y un proyecto que llevó más de seis años al revisar más de mil estrellas masivas en la Nebulosa de la Tarántula de la Gran Nube de Magallanes.

Este descubrimiento podría arrojar nueva información respecto al nacimiento de los agujeros negros. AQUÍ el artículo completo de Nature.

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