El pasado 19 de septiembre sucedió una de las coincidencias más lamentables en la historia de nuestro país: en el aniversario de la tragedia que dejó miles de muertos, un nuevo sismo sacudió la Ciudad de México, así como los estados de Morelos, Puebla y parte de Guerrero. Los últimos días han sido difíciles para muchas personas, sobre todo para quienes se quedaron sin un hogar o un ser querido.
Quienes vivieron hace un par de generaciones opinan que el desastre en 1985 fue mucho más fuerte que el reciente, pero la ciencia posee argumentos para probar que no es así. De hecho, la información preliminar obtenida por la Universidad Nacional Autónoma de México asegura que hubo una mayor aceleración máxima durante el temblor actual en comparación con el otro.
Echando un vistazo a los Mapas de Aceleración Estimada para el Valle de México, que básicamente sirven para medir la intensidad de los sismos, encontramos que el terremoto del 2017 registró una aceleración máxima de 58.83 centímetros sobre segundo al cuadrado, mientras que el de hace 32 años tuvo una de 32.58.
La diferencia entre magnitud e intensidad
Como pueden ver, es una diferencia bastante considerable. Y eso no es todo, porque el reporte del Servicio Sismológico Nacional y la UNAM mostró datos que señalaron un rango de aceleración máxima en el suelo del Valle de México durante el sismo reciente; tuvo variaciones entre los 20 y 112 centímetros sobre segundo cuadrado. Por si eso fuera poco, en Puebla, Morelos y aquella parte de Guerrero fue donde se percibió con más fuerza.
Existen conceptos que han permitido a los expertos conocer las diferencias en el poder de ambos temblores. Mientras la magnitud mide la energía liberada en el epicentro del sismo, la intensidad se encarga de medir la manera en que su energía se propaga a través del subsuelo. Si tomamos en cuenta esa información y la aplicamos en edificios de distintos tamaños y estructuras, es un poco más sencillo comprender las diferencias el nivel de daños causados en ambos sismos.
Sabiendo esto, sólo nos queda decir que el poder de ambos desastres fue equiparable; por otro lado, el nivel de intensidad del más actual sí fue mayor.
Por último, es importante mencionar que los registros del reciente sismo siguen siendo preliminares, así que todavía deben ser revisados por los especialistas antes de que puedan considerarse definitivos.