Hola y bienvenidos una vez más a esta su sección dedicada a contar las historias de los personajes del mundo de los videojuegos.

Hoy continuaremos con la trágica, pero épica, historia de Kratos antes de convertirse en el nuevo Dios de la Guerra.

God of War Ascension

La semana pasada abarcamos lo sucedido antes de lo ocurrido en Ascension, el primer juego en el orden cronológico.

Y hoy, le echaremos un ojo a la batalla entre el Fantasma de Esparta y Las Furias

La historia antes del tiempo

Antes del principio de los tiempos sólo existían los Primordiales, seres de tremendo poder y fuerza. En su batalla por la supremacía, fueron los creadores del Universo y de todas las cosas.

Su ira y pasión, dieron nacimiento a tres seres especiales: Megaera, Tisiphone y Alecto. Al conocer a los dioses, las llamadas Furias sirvieron como cobradoras a aquellos que rompieran sus pactos con los habitantes del Olimpo.

Entre sus víctimas más conocidas se encuentra el gigantesco Hecatonchires, Aegaeon, quien rompió su pacto con el mismo rey de los dioses, Zeus. Como castigo, su enorme cuerpo fue convertido en la Prisión de los Condenados, en donde los traidores a los dioses, eran encerrados por una eternidad.

Hecatonchires

A pesar de ser crueles, las Furias siempre fueron justas, hasta la llegada del Dios de la Guerra, Ares, cuya influencia las corrompió. Junto a su nuevo amo, fraguaron un plan para tomar control del Olimpo, queriendo traer a la vida a un guerrero capaz de matar a Zeus.

Esto dio pie el nacimiento de Orkos, hijo de Ares y Alecto, pero al no alcanzar los estándares de su padre, fue descartado. Viendo su potencial, las Furias le darían el título de Guardián de los Pactos.

Sin embargo, los deseos de Ares se hicieron realidad en la forma del guerrero Espartano, Kratos.

La penitencia de un fantasma

Después de ceder su lealtad al Dios de la Guerra, Kratos se vio despojado de lo que mas amaba. Tras la caída de los seguidores de Atena y de la muerte de su esposa e hija, la maldición del Fantasma de Esparta comenzó.

Debido a que rompió su pacto con Ares, éste mandó a las Furias a cazarlo. Su peregrinaje lo llevaría a la abandonada villa de Kirra, en donde caería víctima de una de las ilusiones de las Furias:

Por fortuna, Orkos lo disuadió de seguir adentrándose más en la ilusión, advirtiéndole que entre más estuviera expuesto, la locura lo alcanzaría. Para salvarlo, lo mandaría ver al Oráculo de Delphi, Alethea, quien junto a su amante, conocían el plan de Ares para derrocar al Olimpo.

Sin embargo, las Furias se enterarían, y en un acto de crueldad masiva le arrancarían los ojos benditos con los poderes de Apolo y los transformarían en un arma capaz de ver más allá de cualquier ilusión. Llevándosela como prisionera, la dejarían al cuidado de los hermanos Pollux y Castor.

Sorteando varios obstáculos y criaturas fieles a las Furias, el guerrero lograría encontrar a Alethea, no sin antes enfrentarse a los gemelos:

Después de asesinar a Pollux y Castor, Kratos se acercaría a la pitonisa, quien había resultado herida mortalmente en la pelea. Antes de morir, le diría que en la ciudad maldita de Delos, se hallaba la única forma de romper su pacto con Ares.

Regresando a Kirra, le daría las noticias a Orkos sobre el fallecimiento de su amada. Contándole su origen como el hijo de Ares, el Guardián de los Pactos le contaría la razón detrás de las manipulaciones del Dios de la Guerra.

Al acabar con la guerra entre Titanes y Dioses, Zeus impondría una regla. La guerra entre los dioses estaba prohibida.

Por esta razón, Ares buscaba encontrar un guerrero para matar a Zeus y al fallar en dar vida a una progenie capaz de semejante tarea, volteó su atención a Kratos, el guerrero marcado por el destino para matar al Rey del Olimpo.

Kratos y Deimos

Pero al ver la forma en la que su propia madre, Alecto, utilizaba sus poderes para que éste asesinara a su esposa e hija, Orkos decidió que era momento de detener a sus padres, razón por la cual se encontraba ayudándolo.

Zarpando a la isla maldita de Delos, Kratos es atacado por las tres Furias, cerca de una estatua derribada de Apolo:

Siendo un rival más que considerable, Kratos lograría arrancar uno de los brazos de Megaera, pero al final se ve superado por los poderes de Alecto. Por fortuna, Orkos lo salva y lo lleva a la locación en donde se encuentran los Ojos de la Verdad, con los cuales podrá ver a través de las ilusiones.

Para lograrlo, tuvo que completar los Retos de Arquímides. Sin embargo, se vería emboscado por las Furias, quienes robaron los Ojos y lo llevaría a la Prisión de los Condenados.

Torturado por dos semanas, Kratos lograría escapar de sus cadenas cuando Megaera intentó asesinarlo. Esto daría lugar a una persecución por toda la prisión, la cual estaba rodeada de criaturas míticas y de los parasitos de la Furia.

Al mismo tiempo, Tisiphone intentó capturarlo creando ilusiones, pero el espartano se daría cuenta y lograría poner de rodillas a la Furia. Antes de que pudiera matarla, Megaera llegaría y volvería a enfrentarlo, liberando a una horda de parásitos enorme en el cuerpo del Hecatonchire:

Después de una larga pelea, Kratos lograría asesinar a Megaera, así como destruir a la Prisión de los Condenados, se dirigiría al cuarto de Alecto, en donde volvería a caer en una ilusión, sólo que esta vez vería a su esposa, Lysandra.

Logrando despejar su mente una vez más, sería capaz de romper la ilusión y de enfrentar a Alecto. La Furia intentaría convencerlo de regresar al lado de Ares, prometiéndole que podría vivir en una bella ilusión en donde su hija y esposa estuvieran vivas.

Sin embargo, Kratos le diría que prefería la horrible verdad antes de vivir una mentira. Fue así que el último enfrentamiento entre las furias y el Fantasma de Esparta tuvo lugar:

La batalla sería larga y muy ardua, pero gracias a los Ojos de la Verdad, vencería a ambas hermanas. Regresando a su hogar en Esparta, sería recibido por Orkos, quien le daría una última tarea… asesinarlo.

Debido a que él era el Guardián de los Pactos, su muerte significaría el fin de su pacto con Ares, quedando libre para siempre de sus garras. Kratos se negaría a hacerlo, ya que no quería que más sangre inocente manchara sus manos.

Pero las plegarias de Orkos lograron convencerlo. Sin embargo, este acto liberó una ola de pesadillas y la verdad detrás de la muerte de su familia:

Buscando redimirse y ser librado de las horribles pesadillas que lo acosaban, Kratos se convirtió en la herramienta al servicio de los dioses, camino que poco a poco se iría convirtiendo en la caída del Olimpo

Y hasta aquí, dejaremos la historia de Kratos por el día de hoy.

Acompáñennos la próxima semana, cuando Kratos realice una de sus más grandes tareas para el Olimpo, asesinar a Persefone e iniciar su camino para convertirse en el mismísimo Dios de la Guerra…

God of War

Hasta la próxima.

Texto: Luis Alberto Valis/ValisTheDarkia6

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