Todos sabemos que es difícil resistirse a los alimentos grasosos, son deliciosos y odiosos cuando estamos tratando de cumplir con una dieta, como dijimos antes sin duda son i-r-r-e-s-i-s-t-i-b-l-e-s. Pero se han preguntado ¿qué es lo que hace tan irresistibles estos alimentos?.

Un estudio recientemente publicó que lo que hace tan irresistible al paladar estos alimentos es el azúcar y la sal que están presentes en ellos. Últimamente los investigadores han puesto la mirada específicamente sobre la sal incluida en este tipo de alimentos ya que se le ha relacionado con la obesidad, independientemente de las calorías.

Algunas investigaciones revelaron que el toque salado en los alimentos grasos está relacionado con comer en exceso, incluso más que los alimentos dulces grasos, lo que inevitablemente nos lleva al sobrepeso.

Un artículo publicado en el Journal of Nutrition confirma esta teoría con un estudio en donde investigadores de la Universidad de Deakin en Australia, reclutaron a 48 personas sanas. Para iniciar el estudio midieron la sensibilidad al sabor de la grasa de los participantes, los hicieron probar tres bebidas muy parecidas, solo que una tenía una concentración muy baja de ácido graso y les pidieron identificar la bebida grasa, muy pocos fueron los afortunados en distinguirla.

La siguiente prueba consistía en que una vez a la semana, durante un mes, les daban a probar a todos cuatro comidas diferentes, las comidas eran parecidas, solo que la cantidad de sal y grasa de cada plato era distinta, las combinaciones eran plato bajo en sal y bajo en grasa; alto en sal y alto en grasa; bajo en sal y alto en grasa. Los comensales calificaban sus platillos de acuerdo al sabor y al nivel de saciedad que les dejó.

Las personas de la prueba calificaron mejor a los platillos con más sal, de igual forma era de estos platillos de los que pedían una porción más. Los investigadores concluyeron que la sal hace que la gente coma 11% más de alimentos y calorías, independientemente de la cantidad de grasa que contenga.

Otro hallazgo importante de este estudio fue que las personas sensibles al sabor de la grasa, (quienes normalmente comen menos grasa), también cayeron en las garras de la sal, pues cuando se enfrentaban a comidas altas en grasa, pero bajas en sal tenían un buen control sobre las porciones que comían, sin embargo cuando se enfrentaban a comidas altas en sal comían más de lo normal.

Aunque la grasa también es la culpable de comer en exceso, la sal también impulsa el consumo excesivo de grasa, calorías y alimentos en general. Así que la próxima vez que vayan por una gordita de chícharrón, mejor pídanla sin sal.

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