Una de las características más conocidas de un político es su labia. Cual encantadores con lengua de plata, dependiendo de sus palabras, logran mover a las masas, ya sea a favor o en contra.

Obviamente, esto puede causar resequedad en la boca, por lo cual es importante que el aire les pase siempre por sus gargantas. Pero por algo existe la expresión de en “boca cerrada no entran moscas”… algo que le hubiera convenido saber al presidente de Costa Rica:

En plena entrevista, Luis Guillermo Solís, presidente de la isla de Costa Rica, se le metió a la boca una imprudente avispa. Tal vez la confundió con la abejita Broncolín, ya que ni tardo ni perezoso se la tragó…

“Proteína pura”, dijo el mandatario ante los atónitos ojos de todos los presentes. Sin embargo, hay que admitir que el caballero se lo tomó como los grandes, no pudiendo aguantar la risa.

Tal vez el insecto fue mandado por la oposición para acallar al mandatario, o en los alrededores había uno de esos perros que avientan avispas cuando ladran. Lo que más nos impresionó fue su reacción inmediata de tragarse a la avispa. Tal vez no había desayunado nada y ya le rugían las tripas.

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