Absolutamente todo en este mundo puede brillar, si le dan una oportunidad; incluso si se trata de las moléculas de ADN.

Parece imposible, pero no lo es. Según lo que dice una publicación realizada por los investigadores de Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias de Los Estados Unidos, las moléculas de ADN pueden brillar como si fueran luces navideñas.

Junto con las grasas, carbohidratos y las proteínas, el ácido desoxirribonucleico, así como ácido ribonucleico (ARN), son parte de un grupo conocido como macromoléculas. Estas ayudan a aumentar el volumen en nuestras células y son sumamente importantes; tanto que los científicos han pasado muchos años estudiándolas con microscopios.

 

Una de las herramientas más esenciales en el estudio de la biología actual, es el microscopio fluorescente, el cual obviamente usa luces fosforescentes y fluorescentes para analizar cualquier tejido o material celular. Eso es algo que sin duda, debe verse muy bonito, pero existe un problema: las macromoléculas parecen no producir luz.

Por esa razón, es que las moléculas deben ser teñidas con una sustancia fluorescente para poder producir aunque sea un poco de luz. Lo único malo de tener que hacer algo así, es que el material usado para lograrlo es tóxico para los organismos vivos, y eso sólo podría significar que los científicos estarían analizando células muertas.

Esto es algo de lo que dijo Vadim Backman, el autor del estudio:

“Las células podrían morir en tan sólo dos horas, así que se pueden hacer análisis en los primeros treinta minutos. Pero, ¿qué sería exactamente lo que se estudiaría? ¿Qué estarían viendo? ¿Podrían observar procesos activos de las células? ¿O sólo estarían mirando los procesos de una que está a punto de morir? Nadie lo sabe.”

Cabe agregar que, esa clase de confusión podría estar a punto de cambiar gracias a Backman y sus colegas. El equipo ha estado mirando algunos nucleótidos (bloques que construyen el ADN) en un microscopio, y notaron un extraño destello.

adn-moleculas

Entonces, se dieron cuenta de que bajo una luz normal, el ADN puede realmente emitir un brillo fluorescente. Sólo que no lo hace todo el tiempo.

Experimentos posteriores revelaron que, si se proporcionan ciertas cantidades de luz a las macromoléculas, se puede conseguir que estas brillen de una manera considerable. De este modo, se podrían hacer mejores estudios de las células sin tener que ponerlas en riesgo.

¡Tan sólo imaginen lo genial que deben verse las lucesitas de nuestro ADN en un microscopio!

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