Cuando uno piensa en Disney, sus películas y parques temáticos se nos vienen de inmediato a la mente. Los segundos son conocidos como los lugares más mágicos y felices de la Tierra.
Esto no es exactamente una exageración, ya que hasta el más mínimo detalle está sumamente cuidado. De hecho, se dice que en el contrato de todos sus trabajadores existe una cláusula en la cual ellos tienen la obligación de hacer la experiencia de cada uno de sus visitantes algo excepcional.
Sin embargo, hay un sitio al que sólo unos cuantos miembros de elite tienen acceso. Desconocido para casi todos sus visitantes, el parque ubicado en Nueva Orleans tiene escondido a simple vista uno de los clubs más exclusivos de todo el mundo.
Es conocido como el Club 33. Sin importar cuanto dinero e influencia tengas, la lista de espera para poder entrar al dichoso club llega a extenderse hasta por 14 años.
Como si esto no fuera suficiente, para poder unirse hay que soltar la obscena cantidad de 100 mil dólares, más un pago anual de 30 mil dólares para permanecer como miembro.
Durante años el mundo desconoció por completo la existencia de este lugar, el cual alberga hasta el momento, a 500 miembros, entre los que se encuentran nombres tan grandes como Nicolas Cage, Alec Baldwin, Tom Hanks y Christina Aguilera.
Pero gracias a un miembro anónimo, es que tenemos las primeras imágenes compartidas a nosotros pobres mortales:
Como podemos ver, el lujo y la extravagancia pululan por los pasillos del club.
Obviamente, la existencia de este lugar sólo ha hecho que las teorías de conspiración que siempre han rodeado a la casa del Ratón Miguelito, tomen más vuelo que nunca.
En un principio, les mencionamos que no importa quien seas y cuanto dinero tengas. La exclusividad del Club 33, es tal que para ser considerado como un miembro en potencia, alguien dentro de este círculo de pretenciosos personas debe de recomendarte.
Sin embargo, hay partes que sólo pueden ser accedidas por algunos de los miembros más prominentes del club, como el Club 1901, en el cual se encuentran algunas de las posesiones más preciadas del mismísimo Walt Disney.
Y bueno, no nos queremos ni imaginar cuánto dinero debe de poseer una persona para permitirse un gasto tan exagerado. De momento, nosotros nos seguiremos reuniendo en cualquier cantina que nos deje entrar.