A pesar de que para muchos, los bancos son una vil estafa, no podemos negar que son muy necesarios. Claro, siempre y cuando no andemos atrasados en nuestros pagos, porque de ser así, hasta el mismísimo Lucifer se anda escondiendo de ellos.

Banco

Eso sí, cuando ellos se equivocan de alguna manera, se hacen como que la Virgen les habla y nos dan largas en vez de solucionar el problema. Es por eso, que cuando nos enteramos la manera en la que un joven australiano les birló más de un millón de dólares, una gran sonrisa iluminó nuestros rostros.

Luke Moore, estudiante de derecho en Australia, se encontraba sin un centavo a su nombre, por lo que abrió una “cuenta libre” en el Banco St. George.

Este joven irresponsable, que les recordamos, no tenía ni un duro propio; empezaría a gastar con singular alegría, pero al darse cuenta que tenía una deuda de nueve mil dólares y que el banco nunca lo molesto de ninguna manera… este mate australiano decidió darse un reventón de dos años al mero estilo Broadway.

Este muchacho se la pasó gastando alrededor de 1.3 millones de dólares en carros, drogas, viajes por el mundo y también, en mujeres de la vida galante.

¡Chica traviesa!

Dos años de puros lujos, pero como cualquier acción de este tipo, no duraría para siempre. Al notar la inmensa cantidad de dinero que este muchacho había gastado, el banco de inmediato se puso en contacto con las autoridades.

Esto, resultó en un juicio donde el banco afectado alegó que el Sr. Moore actuó de manera engañosa y taimada. Esto le pudo haber ganado una sentencia de hasta cinco años en prisión, pero la vida le volvería a sonreír a este pícaro malandrín, ya que después de cinco meses en la cárcel, Moore sería liberado.

Esto se debió a que la corte llegó a la conclusión que Moore, no había actuado de manera incorrecta, ya que él nunca engaño al banco quienes tuvieron la culpa de no haber revisado con cuidado su cuenta.

Eso sí, este joven tuvo que devolver todo lo que había comprado en los dos años que se estuvo dando una vida de rey.

Sin embargo, en una entrevista con The New York Post, el australiano dice no arrepentirse de lo ocurrido y de haber devuelto las cosas, y que lo único que extrañara será:

“La cocaína, las desnudistas y los carros.”

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