Los policías (y los del Alarma!) seguramente ven de todo en su carrera profesional, pero pocas cosas como esta escena: un joven arrancando a mordidas el rostro de un hombre al que previamente mató a cuchilladas.

Aún no queda claro para la policía de Tequesta, Florida, cómo se llegó a esa situación. Antes del crimen, Austin Harrouff, estudiante de la Universidad Estatal de Florida, se encontraba comiendo en un restaurante con su familia. Luego de dejar el establecimiento, se recibió una llamada al 911 solicitando ayuda para contener a un sujeto que arrancaba a mordidas el rostro de su víctima, quien yacía junto a su pareja (también muerta) en el garaje de su casa. Aunque el agresor también hirió a un vecino que intentó ayudar a la pareja, éste consiguió llamar a la policía.

Los terribles hechos ocurrieron el lunes por la noche, alrededor de las 21:30 horas. Para contener a Harrouff fue necesaria la intervención de varios oficiales, ya que “el sospechoso era anormalmente fuerte”. Tras el ataque de perros y disparos de taser, el joven de sólo 19 años fue detenido.

“Había numerosas armas improvisadas en el garaje, muchos objetos punzantes. Parece que el hombre intentó defenderse. Pero hay tantas heridas y tantos traumatismos graves que al forense probablemente le tomará un tiempo darnos una descripción exacta de lo sucedido”, comentó el l alguacil del condado de Martin, William Snyder.

Las víctimas, John Stevens y Michelle Mishcon, fallecieron en el lugar. Por su parte, Harrouff fue llevado a un hospital, donde se le han realizado varias pruebas, sin evidencia de uso de drogas… aunque ya se tiene sospechas de qué habría consumido para llegar al grado de inconsciencia con el que no le importó destrozar con sus propios dientes el rostro de su víctima. Hacía “ruidos como un animal (…) aullaba, gruñía”, narran las autoridades.

“En nuestro trabajo sabemos que la gente bajo el influjo de flakka tiene este tipo de comportamientos. Atacan a la víctima, muerden e incluso remueven trozos de carne en los mordiscos”, apunta Snyder.

Harrouff, que no cuenta con ningún registró criminal, “era un buen chico”. Por otra parte, el alguacil agrega que no hay ninguna aparente relación entre las víctimas y su atacante: fueron escogidas al azar. “No hay nada en este caso que tenga sentido (…) Tratamos de entender qué fue lo que pasó y por qué… pero no podemos”.

*Vía Buzzfeed

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