Mientras que en nuestro país, los políticos se desviven por ganarse la simpatía del electorado (ya después de elegidos se desquitan), en tierras nórdicas las cosas son un tanto diferentes… al menos en el caso de Gylve Fenris Nagell, más conocido en el bajo mundo del black metal como Fenriz, quien aplicó la psicología inversa y, aunque su campaña fue harto repugnante (porque ni quería ser funcionario), hizo la hombrada y ganó su nada merecido puesto público.
¿Entonces para qué se postuló?, es la pregunta más lógica. Bueno, en entrevista para CLRVYNT, Fenriz cuenta que nunca fue su intención entrarle a la política de Kolbotn (pueblito del que es oriundo), simplemente “un día me llamaron y me preguntaron si quería estar en la lista para las elecciones de representantes del Consejo. Dije que sí, pensando que sería el 18 tras la votación y no tendría que hacer nada”.
Aunque parecía innecesario, Fenriz intentó alejarse más de la intención de voto y como lema de campaña eligió el nada propositivo “Por favor, no voten por mí”. Por si el slogan no fuera suficiente para ahuyentar a los votantes, el metalero escogió para imagen promocional ESTO… grave error: ¿cuántas (os) no aman a los metaleros?, ¿y a los gatos? Ahora sumen ambos. El resultado fue fatal (para él)
i love u fenriz pic.twitter.com/L8yJgS3wnj
— lungsman (@jaydestro) 13 de septiembre de 2016
“La gente simplemente se volvió loca”, comenta Fenriz,quien no conoce Cuernavaca y no le agradó la idea de próximamente tener que ser representante local… Pero ni pepe, no hay forma de echarse pa’tras: según fue informado, los que son electos no tienen forma de renunciar, tienen que fletarse (mínimo) cuatro años, sólo después de eso pueden dimitir.
“Si usted se anotó, tiene que permanecer en el cargo durante cuatro años”, se le advirtió… Lo que es la vida, allá quieren renunciar y acá lo que quisieran es nunca soltar el hueso. En fin, el buen metalero asegura que se rifará como los grandes ya que está acostumbrado a ese tipo de compromisos a largo plazo.