Lo que necesitas saber:
Los pueblos originarios son los que habitaron un territorio en un principio y actualmente conservan sus tradiciones. El de Xoco es uno de los más icónicos de la CDMX.
A pesar de su evolución y el paso de la ciudad moderna, hay un barrio en la alcaldía Benito Juárez que nos ofrece la historia de los primeros pobladores de lo que hoy es la CDMX. Xoco es famoso por la tradición de sus pueblos originarios, que conservan muchas de sus tradiciones a través de los años a pesar de los cambios de la modernidad y los megaproyectos urbanísticos.
La historia de Xoco se remonta a la época teotihuacana. En el lugar se han encontrado restos de construcciones y objetos que datan del siglo III d.C., mucho antes de la fundación de Tenochtitlan. Hoy en día celebra sus festividades tradicionales como la de San Sebastián Mártir, que tiene su capilla representativa, rodeada en la actualidad por enormes edificios.
Xoco está al sur de la alcaldía Benito Juárez y colinda con el barrio de Coyoacán. Entre otras cosas, es famoso por ser la casa de la primer Cineteca Nacional y del Instituto Mexicano de la Radio. Su nombre significa “lugar de fruta”, ya que era un lugar en el que abundaban los huertos desde antes de los tiempos de la conquista.
Xoco: un pueblo originario
Este antiguo barrio es reconocido como pueblo originario por conservar sus estructuras sociales y políticas ancestrales. La mayoría de sus habitantes son descendientes de los pobladores originales del Valle de México y resguardan sus derechos y raíces indígenas y de cierta forma tienen un desarrollo independiente al de la ciudad.
Con una antigüedad de más de mil 700 años, en el lugar se han encontrado restos de unidades habitacionales de una aldea teotihuacana correspondientes a las etapas Tlamimilolpa y Xolalpan de esta cultura, desarrolladas entre los siglos III y VI d.C.
Asimismo, entre otros hallazgos, están los canales de un sistema hidráulico, círculos de piedra donde se realizaban rituales, piezas de cerámica y entierros humanos de niños y adultos.
Tras la llegada de los españoles, Xoco, como otros barrios de la ciudad, se desarrolló como un barrio originario con un templo dedicado a un santo patrono como el eje principal para su desarrollo social, político, económico y religioso. En el siglo XVIII pasó a formar parte de la Hacienda de Xoco, dedicada a la agricultura y la ganadería.
La urbanización de Xoco
Antes del año 2000 Xoco aún era un lugar tranquilo y pintoresco, a pesar de que su transformación comenzó en el siglo XX con la construcción de lugares como el Hospital General de Xoco en 1962, la sede de la Sociedad de Autores y Compositores de México y el Centro Bancomer de 1971 o la Cineteca Nacional en 1984, entre otros, así como la construcción de grandes ejes viales.
Su verdadero desafío comenzó en el siglo XXI, gracias al auge inmobiliario promovido por el gobierno de la capital y con el que se realizaron varios megaproyectos como el de la Torre Mitikah y su centro comercial o el complejo inmobiliario City Towers Grand, que generan preocupación e inconformidad en los habitantes locales.
Entre los lugares tradicionales que sobreviven en el Pueblo de Xoco están la Capilla de San Sebastián Mártir, construida en 1663 por frailes franciscanos y famosa por la celebración de su santo patrón cada 20 de enero, en la que participa toda la población del lugar, así como el Panteón Xoco, fundado en 1912.
Xoco en el siglo XXI
En la actualidad Xoco es famoso por su resistencia ante el desarrollo urbano de la capital, que irremediablemente acaba con sus costumbres. Se conserva como una localidad aparte, pero su paisaje está cercado por enormes edificios y mega construcciones.
A pesar de esto, el lugar invita a recorrerlo a pie para descubrir sus encantos y sus tesoros arquitectónicos de otros tiempos.
Este pueblo era un lugar tranquilo con pocos habitantes, huertos, el paso de ríos, casas de adobe y pequeños comercios tradicionales, pero como todo lugar de la capital mexicana, no pudo evitar el paso del progreso y la modernidad.
