Esta vez, científicos del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) anunciaron que -por segunda vez en la historia- se han registrado ondas gravitacionales de dos agujeros negros en colisión. Recordarán que en febrero de este año la noticia de su primera detección causó tanto revuelo ya que representa el inicio de una nueva era en la astronomía.

Se preguntarán ¿y qué diferencia hay con la primera y segunda detección? Sencillamente, esta última corrobora y afirma la Teoría de la Relatividad General de Einstein.

 

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El anuncio del nuevo registro fue lanzado este miércoles durante una conferencia de prensa celebrada en la Universidad Estatal de Moscú, Rusia, en conjunto con la Asociación de Astronomía de San Diego. Hicieron hincapié en que este logro ocurrió gracias a los detectores gemelos del LIGO en Livingston (Luisiana) y Hanford (Washington) el pasado 26 de diciembre de 2015. Hay que tener en cuenta que la primera detección fue el 14 de septiembre de 2015 pero se hizo pública hasta febrero de este año.

El segundo hallazgo fue identificado como una señal mucho más débil que la primera, claramente distinguible. Sin embargo, mediante el uso de técnicas especiales, los especialistas lograron separar la señal de otros ruidos galácticos y corroboraron que en efecto se trata de ondas gravitacionales.

Estas ondas se produjeron en la última fracción de segundo cuando dos agujeros negros con masas 14 y 8 veces más grande que la del Sol, respectivamente, se fusionaron en un enorme cuerpo del espacio-tiempo.

“Al ser algo exótico, las ondas gravitacionales ―estas piezas voladoras de la curvatura del espacio-tiempo― se han convertido en una nueva fuente de información sobre el universo y abrieron la era de la astronomía gravitacional”, comentó Serguéi Viatchánin, profesor del Departamento de Física de la Universidad de Moscú.

Fue en 1916, o sea hace 100 años, que Albert Einstein publicó su Teoría General de la Relatividad, en la que -en resumidas cuentas- explica que eventos tan extremos como explosiones de estrellas o choques de agujeros negros crean una ondulación que comprime y altera el espacio-tiempo.

Resulta muy interesante cómo las ondas gravitacionales se crearon a raíz del Big Bang, hace 13,800 millones de años y al parecer todavía podemos percibirlas aunque ya sean mínimas. Por lo tanto su detección abre una nueva posibilidad y campo que podrían darnos respuesta sobre los orígenes del Universo, así como una concepción nueva en las galaxias y estrellas.

 

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