Cuando uno va a un parque acuático o se mete en la alberca de algún balneario, comienza a nadar con la idea de que más de una persona ha decidido ahorrarse una ida al baño. Por muy desagradable que sea, aquella situación es la menor de nuestras preocupaciones, porque también existen asuntos que tienen que ver con la salud.

Los riesgos de nadar entre la pipí de otras personas

Algunos investigadores han advertido que expeler orina en una piscina podría generar consecuencias feas en el sistema respiratorio de algunas personas. Esto se debe a que el ácido úrico y un conjunto de aminoácidos reaccionan con el cloro, creando sustancias como la tricloramina y el cloruro de cianógeno, que en concentraciones muy altas pueden ser muy dañinos para nuestro organismo.

Obviamente, esto depende de qué tan concentrados estén los químicos y en otras medidas, de la temperatura del agua o la frecuencia con la que ésta se cambia. Si nos encontramos en una alberca pequeña y con un par de personas, no sufriríamos los mismos daños que en una donde se encuentren decenas de potenciales orinadores.

En más de una ocasión se ha aconsejado a la gente que deje de llevar a cabo tan cochina costumbre, sobre todo después de analizar algunas muestras en el agua.

Si los nadadores dejaran de orinarse en las albercas, la calidad del aire y el agua sería mucho mejor, independientemente de otros cambios en dicho líquido o en la ventilación del lugar, destacaron los científicos de la Universidad Agricultural de China y de la Universidad Purdue, dentro de una publicación en el diario Environmental Science & Technology.

A pesar de que los niveles de tricloramina pueden medirse y en ciertos casos, hasta controlarse, las herramientas para hacerlo no siempre están disponibles en las piscinas. Con el cloruro de cianógeno es otra historia, porque no es tan sencillo detectarlo. Eso sin mencionar que es la sustancia tóxica que mencionamos antes, cuyos efectos podrían provocar problemas en el sistema respiratorio cuando se inhala; especialmente en personas con asma.

Foto de Simon/Bongarts//Getty Images

Dejando a un lado el hecho de que, a veces, terminamos tragando esa agua…

Además de lo más grave, otros de los problemas ocasionados por estas sustancias van desde el simple ardor en los ojos al nadar, hasta la irritación en la piel. Por último, es importante aclarar una cosa: echarle más cloro al agua no ayuda en nada, todo lo contrario; podría concentrar aún más aquellos químicos.

¿Cuál es la lección de hoy? Más vale sentir un poquito de frío e ir a vaciar la vejiga en los sitios correspondientes. Sólo pregúntense si realmente quieren formar parte de la comunidad que se dedica a redecorar las albercas con su pipí. Estamos seguros de que hallarán la respuesta correcta en su corazón.

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