Tras el estreno del documental Blackfish, la cadena de parque acuáticos SeaWorld ha caído bajo el escrutinio público, debido a su proceder incorrecto al mantener cautivos a sus animales.

El día de hoy, el parque, que se encuentra en San Diego, ha recibido un fuerte golpe con la muerte de Szenja, oso polar hembra de 21 años que falleció el martes de esta semana.

Esta muerte tan repentina ocurre dos meses después de que su compañero, Snowflake, fuera mandado al zoológico de Pittsburgh para usarlo como semental y así, obtener un nuevo cachorro.

Varios activistas mandaron una petición para que no separarán a los osos, pero el parque continuó con esto (todo por el maldito dinero). Asociaciones como PETA, aseveran que la muerte de Szenja se debió a la separación de Snowflake.

Obviamente, esto le ha ganado publicidad negativa al parque (¿más?), el cual es acusado de priorizar las ganancias económicas en vez de la salud física y mental de sus animales.

En su defensa, los directivos de SeaWorld mandaron el siguiente comunicado:

No seremos distraídos por organizaciones con una agenda antizoológicos, creando una falsa narrativa que no está cimentada en hechos científicos. Está bien documentado que los osos polares adultos son animales solitarios, y Szenja fue cuidada con pasión y dedicación por su equipo de cuidadores.

Si bien es cierto que los osos polares son animales solitarios, la vida en cautiverio no se asemeja en lo más mínimo a la realidad de las tundras del ártico, en donde la falta de alimento hace que estos animales se peleen constantemente.

De hecho, la falta de actividades naturales como la cacería, así como la cantidad sin límite de alimento que reciben, hacen que su comportamiento cambie de manera dramática en los zoológicos, creando lazos con otros animales de su especie que no se darían en la naturaleza.

Además, desde el retiro de Snowflake, hay múltiples reportes de que Szenja dejó de comer y entró en un estado de depresión y letargo.

Szenja y Snowflake
Imagen: Getty

En fin, esto es lo que pasa cuando se pone el interés económico por encima del bienestar de los animales. Sin embargo, de no ser por centros como SeaWolrd, es posible que nunca más podamos ver a estos animales con vida.

La ironía duele y mucho.

Vía: Unilad

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