Una gran verdad de la vida, nos dice que, definitivamente hay algunas personas que asimilan la marihuana mejor que otras. Si no, ¿de qué otro modo podrían justificar lo que vamos a contarles?

Resulta que un papá en Omaha, Estados Unidos, se comió unos brownies con algo de marihuana y no disfrutó la experiencia en absoluto. Así es, la policía local tuvo que acudir la noche del pasado martes a Maple Streets, sólo para encontrar algunos de estos curiosos bocadillos en la parte de atrás del coche de este señor.

Pero no hay que sacar conclusiones tan apresuradamente. Los brownies no eran del pobre hombre. De hecho, estos pertenecían a sus hijos, ya que ellos fueron los que los cocinaron unas horas antes del incidente.

En fin, para entender lo que ocurrió, tenemos que retroceder un par de horas de aquel día. Todo comienza cuando este sujeto estaba sacando la despensa de su coche, y cuando estaba a punto de terminar, se encontró unos brownies.

No hay que ser un genio para saber qué es lo que va a hacer un señor de 53 años con cualquier clase de pastelillo que se encuentra, así que simplemente diremos que se echó cuatro de esos ricos brownies de golpe. El día siguió su curso, pero cuando el señor se sentó a ver tele con su mujer, ella notó que se estaba poniendo “raro”.

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El papá comenzó a sentir algo de ansiedad, o al menos eso dijo. La reacción de la madre preocupada fue de llamar a sus hijos para preguntar lo que tenían estos panes, pero no pudo contactarlos. Como no halló manera de comunicarse con sus muchachos, la señora terminó llamando a la policía.

Para el momento en que llegan los oficiales, uno de los hijos de la familia va entrando a la casa. Después de un pequeño interrogatorio, el chico dice a las autoridades que los brownies -que pertenecían a sus hermanos- probablemente tenían marihuana.

Afortunadamente, nadie salió el herido al final de esta historia. La policía llamó a los paramédicos y estos declararon que el señor estaba bien; por otro lado, no se levantaron cargos contra los chicos, así que la moral de todos quedó intacta. Todos, excepto quizá… el gato de la casa.

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Nada de qué preocuparse. El papá sólo llamó a su mascota “perra” un par de veces, y usó otras groserías mientras se arrastraba por el suelo. ¿Una reacción graciosa para alguien que consumió algo de marihuana? Sin duda, pero, ¿algo por lo cual volverse loco? Para nada.

La lección de hoy es que hay que comer más sano, chicos y chicas, porque uno nunca sabe cuando la vida nos mande marihuana en nuestro pan de cada día.

Vía omaha

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