Andar de intrépidos desafiando a la naturaleza no siempre es buena idea, eso lo aprendió un sujeto que andaba en las inmediaciones de Narooma, en Nueva Gales del Sur, Australia, y fue retado por sus amigos a entrar en una cueva.
Si algo nos han enseñado las caricaturas es que las cuevas casi siempre guardan sorpresas mala onda en su interior, pero eso no le importó a este hombre, a quien se le hizo fácil entrar mientras sus cuates grababan el desafío.
Entonces pasó esto:
¡Zas!
Lo bueno es que aquello no pasó a mayores.
Al parecer estos hombres lejos de paniquearse por la nube de insectos que atacó a su amigo, comenzaron a reírse por su desgracia. O probablemente se les metió un mosquito por donde no les da el sol y por eso les dio un ataque repentino de alegría.
Es que por allá no está de moda esta canción, que de tanto escucharla ya hasta nos gusta: