A pesar de que el internet nos da accesibilidad a una fuente casi infinita (y gratuita) de pornografía, aún existen caballeros acostumbrados a la vieja usanza de comprar revistas porno.

Algunos argumentan que esto se debe a los interesantes artículos (sí, como no) que estas publicaciones llegan a tener –a pesar de que las páginas ya están duras como cartón– mientras que otros las compran para hacerse de una morbosa colección.

Porno Japón

Claro, hace unos cuantos ayeres las mamas y abuelitas del mundo entero nos advertían que, de pasarnos viendo estas revistas de contenido de poca moral, podrían pasarnos cosas malas como quedarnos ciegos.

Obviamente, esas son puras mentiras y cuentos de azotea, pero lo ocurrido a un pervertido pobre hombre en Japón, como que nos hace recapacitar lo que nos decían nuestras nanas:

“Adicto al porno es aplastado hasta la muerte por su colección de seis toneladas de revistas.”

“Adicto” es una manera amable de llamarlo. Este hombre de 50 años que sólo ha sido identificado como Joji, fue encontrado muerto bajo su indecente tumba por su casero, quien no había recibido la renta durante seis meses.

Señor Barriga

Un equipo de limpieza fue llamado para levantar las revistas. Después de retirar pila tras pila de las publicaciones eróticas, fue cuando encontraron el tieso cuerpo sin vida de Joji.

Todavía se desconoce lo que ocasionó su muerte. Se cree que pudo haber sufrido de un paro (je, je) cardíaco y al caer, se tiró encima varias pilas de revistas, las cuales inundaban el apartamento.

Y bueno, tal vez si Joji se hubiera actualizado, le hubiera ahorrado la vergüenza a su familia, quienes ahora deberán de cargar con la muerte por porno de su pariente.

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