Actualmente vivimos en una época gobernada por la tecnología, ya que la gente puede enterarse de lo que ocurre alrededor del mundo en tan sólo unos instantes gracias a Internet. Hablamos de una sociedad que no podría concebir un solo día de su vida sin poder checar su teléfono, ya sea para mantenerse al tanto de cualquier noticia, ganarse el pan de cada día o simplemente saciar su ocio.
Este pensamiento muchas veces nos lleva a cuestionar cómo funcionaba el ser humano antes de la llegada de todo esto. Pongamos como ejemplo a la generación que vivió en 1979, cuando la era informática se encontraba en sus años más jóvenes, los teléfonos sólo servían para hacer llamadas y la palabra “selfie” ni siquiera se encontraba cerca de su nacimiento.
Uno podría creer que hace más de tres décadas, las personas tenían una opinión totalmente distinta con respecto a temas relacionados con los avances tecnológicos o la burocracia. Sin embargo, un video publicado en el canal del cineasta David Hoffman, nos demuestra que existieron hombres y mujeres capaces de ofrecer comentarios bastante acertados acerca del curso que tomaría la humanidad en años próximos.
Encontré esta colección de “tomas” en mis archivos, dijo Hoffman en la descripción del clip. Grabé todas estas entrevistas en las calles de Nueva York a finales de los 70, cuando estaba creando un documental acerca de la inminente llegada de la era informática. Al mirarlo detenidamente me mostró que de cierto modo, nada ha cambiado y que al mismo tiempo, la situación no es la misma que antes. Dense cuenta de que la mayoría de las personas nunca había sido filmada. Con la llegada de los videos en los celulares, son muy pocos los individuos que podrían decir lo mismo hoy.
Obviamente no todos sabían que las computadoras definirían el futuro de nuestro planeta, así como el de todos sus habitantes. También había gente que, como ahora, simplemente se dedicaba a vivir felizmente y sin preguntarse qué factores dictarían los cambios en la sociedad o quiénes serían los dueños del mundo.
Es tal como dijo Hoffman: hay cosas que no cambian y otras que simplemente evolucionan a su propio ritmo.