El mundo animal es uno que aún estamos en proceso de entender. Te puedes encontrar batallas incesantes por la supervivencia en ecosistemas hostiles como el desierto y la jungla. Sin embargo, también hay casos en los que los animales nos enseñan con el ejemplo el poder del amor. Nos enseñan la lección que millones de personas necesitan comprender: todos somos iguales. Precisamente, el caso que les vamos a contar es uno de estos. Uno que llena nuestros corazones de ternura.

Hace unos meses, una perrita llamada Asha, sorprendió a sus dueños una fría mañana cuando la encontraron compartiendo cama con un koala bebé. “Era muy temprano en la mañana, y mi marido me gritó para que fuera a ver algo”, le platicó Kerry McKinnon de Strathdownie, Australia a News.com.au. “Al principio no sabía de qué estaba hablando, pero luego vi a este pequeño koala bebé acurrucado encima de Asha”.

McKinnon continuó platicando sobre la experiencia de encontrar a Asha acurrucada con un koala por la mañana. “Solo me eché a reír. La pobre Asha no sabía qué pensar; ella seguía mirándome con unos ojos de confundida”, agregó McKinnon. “Parecía un poco culpable cuando salí a ver qué estaba pasando. Su expresión era hilarante. Lo único que hacía era ver al koala, pero no estaba tratando de quitárselo ni nada. Estaba feliz de dejarlo acurrucarse en ella”.

La forma en la que llegó ese koala bebé al lomito de Asha siempre será un misterio. Pero la versión que se cree es que el koala estaba separado de su madre, ya que era todavía muy joven como para andar deambulando solo por la noche. “Creo que el bebé koala se cayó de la bolsa de su madre y no sabía qué hacer. Simplemente se acercó a nuestra casa y vio a nuestros perros en sus camas, luego seguro decidió acercarse y acurrucarse en el pelaje de Asha porque es agradable y cálido”.

Esta historia relatada sucedió en un frió invierno. Momento del año en el que la temperatura llega a bajar hasta 5ºC en las horas más tempranas de la madrugada. Pero afortunadamente Asha tiene un lomito muy caliente. “Asha definitivamente salvó la vida del koala al mantenerlo cálido. Habría muerto allí si se hubiera quedado solo toda la noche”, platicó Kerry. También dijo que “no fue fácil separarlos”, ya que el koala hizo un “gran alboroto” cuando trató de sacarlo de la espalda de Asha.

Después de separarlos, se llevaron a Joey, nombre que le pusieron al koala, a un veterinario para ser revisado. Un cuidador local de koalas tomó al bebé bajo su cuidado hasta que pueda ser liberado nuevamente en la naturaleza. Esta fue una amistad corta pero realmente singular. Una que nos llena de amor y de felicidad.

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