El octavo disco de Incubus ha llegao’. La banda californiana formada en 1991… ¡1991! Por Brandon Boyd, Mike Einziger y Jose Pasillas, lanzó hoy, 21 de abril del 2017, 8. Se trata de un disco que trabajaron durante el 2016 y cuyo primer sencillo, “Nimble Bastard”, se estrenó en febrero de este año.
Junto con 8, para Incubus se vino una gira ft. Jimmy Eat World, Judah & the Lion. Además, esta misma semana se anunció que serán headliners del primer Warped Tour (en su formato completo) en México. Es una buena etapa para la banda; una nueva buena etapa.
Mike Einziger mencionó este año en una entrevista, “no encajamos en ningún lado, nunca lo hemos hecho: es nuestra mayor falla, pero también nuestra virtud. Nunca fuimos lo suficientemente punk rock para el Warped Tour, nunca fuimos lo suficientemente metaleros para el Ozzfest, nunca fuimos lo suficientemente indie rock o lo suficientemente cool para Lollapalooza. Hemos construido nuestro propio camino y somos de verdad muy afortunados por el hecho de tener tantos seguidores y personas que aprecian nuestra música”.
Es cierto. A lo largo de su carrera, Incubus ha experimentado e incorporado metal y rock “alternativos” – y un poquito más heavys. Electro funk, jazz, nu metal, pop, rap metal, grunge… Y para este disco en particular, después de tomarse un descanso de seis años, la banda decidió jammear, experimentar con lo que están viviendo. Los integrantes ya pasan de los 40, llegaron al cuarto piso, y de alguna u otra forma, en esa “crisis” de identidad, quieren explorar(se).
La prueba fehaciente es “When I Become a Man,” un debraye a la Incubus, en donde se escucha esta nueva etapa: siguen teniendo el mismo sonido distorsionado, poderoso y saturado, pero ahora se siente dirigido: con una intensión de demostrar que, a pesar de todo, son humanos, saben tocar instrumentos, son privilegiados de hacerlo, es su forma de comunicarse, y sí: tienen 40 años, hay que madurar.