Mike Milosh se convirtió en un ladrón de voces anoche. Si en un principio pareciera que la energía no lograba encenderse, el canadiense logró seducirnos al baile con “The Fall”.

Foto: Jimena Palacios

En un acercamiento a lo que yo podría percibir como jazz, uno muy relajado y romántico, Rhye mostró una cara diferente a su público (como lo hacen normalmente en sus conciertos) y explotó cada uno de los elementos que pisaban el escenario (¡aplausos para ese violinista!)… todo en armonía con una aguda pero delicada voz cortesía de Milosh.

No es como que no supiéramos del talento musical de Rhye sobre el escenario, pero es que no deja de sorprender su capacidad para hacernos viajar a quienes escuchamos en Woman o recientemente en Blood. Cada instrumento tomó un papel protagónico, ninguno pasó desapercibido; todo fue orgánico, limpio.

Foto: Jimena Palacios

El Frontón México -peculiar venue considerando su distribución alargada hacia los lados- estuvo a tope y aunque el escenario quizá no estuvo ad hoc o a la altura del romanticismo que cubrió la noche, Milosh se encargó de guiarnos a lo que realmente importaba: el show.

Tan esencial se volvió no perder ni un segundo de las melodías, que Mike se tomó el atrevimiento (como en muchas otras ocasiones) de pedirnos a todos que cerráramos por un momento nuestra boca y prestáramos atención. Aunque hubo quienes tuvieron la osadía de romper con el silencio (porque es México y no sabemos seguir instrucciones), sin embargo, cuando las luces bajaron fue como si por arte de magia todo quedara inmóvil. Sólo unos segundos de nada y de repente… “I think you heard me wrong, I hear your eyes, I think it came out wrong, a pillow of lies. Oh, baby please…”, una pieza reciente de la dupla.

Foto: Jimena Palacios

Aquí voy a reconocer la enorme envidia que sentí por las tres parejas a mi alrededor, pues el mood se prestó para un baile amoroso y ¿por qué no?, para decirse cosas que sólo entre dos se entienden… mientras tanto, yo sostuve mi abrigo y mataba con un chicle mis ganas de un cigarro.

Y aunque nos mantuvimos sumergidos en el trance -parecía que había más tiempo del que en realidad se tomaron-, Milosh nos trajo de vuelta y puso a todos a mover caderas y cabezas.

Foto: Jimena Palacios

Luego, en otro viaje de silencio -donde nuevamente no faltaron los que quisieron arruinarlo-… “I’m a fool for that shake in your thighs, I’m a fool for that sound in your sighs…”, la música se hizo de nuevo y con ello uno de los hits que pusieron a Rhye en el radar de la música electrónica.

Quizá el lugar, a mi parecer, no fue el más indicado, tal vez la entrada al lugar fue caótica y tal vez esas luces pudieron haber sido mejores… pero me fui con un muy buen sabor de boca. Llegué sin esperar nada -es la primera vez que lo veo en vivo- y descubrí que Rhye crea desde la nada, explota los sonidos naturales y sabe exactamente cómo llevarnos de viaje sin movernos de nuestro lugar.

Foto Jimena Palacios

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