Y como cada semana aquí está Antitendencias Sonoras, nuestra recomendación para los oídos más curiosos. Música que va fuera de los estándares comerciales o meramente populares, pero que muestra una identidad suficiente para ser reconocida. Porque la música es un lenguaje infinito… hay que abrir bien los oídos, tiremos los prejuicios a un lado y dejémonos llevar por lo que nos hace sentir la música.

Esta sección -para quienes llegan por primera vez-, recopilamos aquellos proyectos musicales que muestran una estética distinta a la música más comercial o popular, y que por ende, difícilmente escuchamos a través de los principales medios de difusión como la radio o televisión; sin embargo, es música que está a tan sólo unos clicks de distancia dentro del hermoso y amplio universo de la red.

Esta sección sale publicada regularmente los lunes, pero como su mismo nombre lo exige, no podemos basarnos en tendencias. Así que disfruten de esta música un tantito diferente, con el único fin de hacer más especial este viernes y el fin de semana.

 

Alex Cobb

 

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Esta ocasión hablaré de un músico y compositor sumamente interesante que además de llevar la batuta de su proyecto solista, se encarga de llevar el control de Students of Decay, una joven pero ya consolidada disquera que ha logrado ser cada vez más reconocida por su excelente curaduría en los géneros ambient, drone, experimental, noise y contemporánea -la recomiendo ampliamente-.

Hablo de Alex Cobb, quien a partir del 2011 decidió comenzar a publicar música bajo su nombre con la única misión de conmovernos a través de sus sutiles frecuencias que transforman el paisaje en un terreno sombrío, lleno de neblina y melodías hermosamente ocultas entre las texturas de su al rededor.

 

 

Sin conocimientos académicos, Alex Cobb explica que la improvisación es el pilar fundamental en su música ya que a través de la experimentación con frecuencias, samplers, loops y diversas texturas logra pintar un paisaje sonoro que termina por ser un collage sumamente interesante y atrayente, el cual promete sacar nuestro lado más contemplativo.

Él ha mencionado que el principal objetivo de su música es el de crear una reacción en el escucha, una concepción del arte que a decir verdad cada vez se pierde o tergiversa más. Él hace hincapié en que el arte es el “objeto” que logra sensibilizar o causar una reacción en las personas, y sí la obra en sí logra transmitir lo que el artista quería plasmar o decir a través de los sentimientos, ha cumplido su deber.

 

 

La música ambient y drone tiene un fuerte rival: la impaciencia. Muchos no se cansan en decir que la música ambient siempre suena a lo mismo, y es que por obvias razones existen elementos en común que los unen como un lenguaje similar; sin embargo, el chiste recae en cómo se logran crear los paisaje, en cómo el uso de texturas o ciertos elementos pueden transformar radicalmente el mensaje que el músico quiso plasmar, y de cómo pueden alterar al escucha tras cierto tiempo.

Indudablemente la música de Alex es un claro ejemplo. Muy apegado al arte y la literatura, sus piezas están cargadas de una inspiración a la sensibilidad. Su música trae consigo conceptos un tanto complejos pero que al mismo tiempo le otorgan una sublime personalidad que hace destacar de inmediato su genialidad.

 

 

Su música nos logra llevar a polos totalmente opuestos, por momentos quedamos varados en una tranquilidad incesante que de un momento a otro es opacado por altos decibeles o distorsiones que logran generar una tensión en aquel ambiente tan ameno.

 

 

T:@hreveh

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