Y a pesar de que este lunes se pintó de una sombría melancolía que nos trajo la repentina muerte de David Bowie, no podíamos dejar a un lado nuestro espacio de Antitendencias Sonoras, aquel hueco musical que busca crear registro de aquellos proyectos que no cumplen con las estéticas meramente comerciales, pero que muestran un carácter personal, imponente y de tan buena calidad que queda inmortalizado como música ‘underground’, aquella que vive oculta en espera de los oídos más exigentes; música que nace de la necesidad del artista como medio de expresión y no de manutención, donde plasman a través de ruidos sus sentimientos, ideologías y pensamientos. Música que en un principio cumple el objetivo de satisfacer al mismo artista, y posteriormente embellece a los oídos curiosos.

Ariel Kalma

Y esta ocasión hablaré del impresionante, Ariel Kalma, el cual no pude haber llegado a él si no fuera por la ayuda de mis queridos amigos los reyes magos que me sorprendieron con un álbum suyo como regalo -muchas gracias-.

Ariel Kalma es un músico y compositor francés que ha estado inmerso en una constante experimentación sonora, interpretativa y en ejecución. Se le atribuye una vasta cantidad de colaboraciones y álbumes en los que ha participado como músico, pero en donde indudablemente ha marcado toda su personalidad sonora son en las publicaciones que ha firmado como solista, sorprendiendo por su interés vanguardista, pasando por composiciones donde experimenta en la música electrónica, minimalista, ambient, drone, etc. Siempre buscando plasmar ideas complejas que van más allá del sonido, música que se liga bajo conceptos ideológicos y hasta antropológicos.

 

 

Ariel Kalma nació y se crió en Francia. A la edad de los 9 año comenzó hacer sus primeros experimentos con grabadoras caseras y a los 15 años comenzó a tocar el saxofón. Posteriormente Ariel Kalma se dedico a hacer una prolífica carrera estudiando electrónica, informática, música y arte en París, mientras en paralelo tocaba en diversas bandas como músico. Esta época marcó su carrera gracias a los diversos viajes que realizó a Europa , Japón, la India, el este de Canadá, y partes de los Estados Unidos.

Mientras tocaba en diversas agrupaciones pasó por gran cantidad de géneros de los cuales fue adoptando pequeñas expresiones para encontrar su propio lenguaje, paso por el rhythm & blues, pop, jazz, electroacústica, música modal y minimalismo. Estos ampliaron indudablemente su panorama de la música, adoptando nuevas formas de ejecución, técnicas, escalas, ritmos, etc.

La música está en mi sangre. Me encanta mezclar diversos instrumentos y elementos de diferentes culturas en mis composiciones. Para mí la música es un lenguaje sin fronteras, una reunión de almas, melodías y ritmos.

Por mucho tiempo su música estuvo casi inmersa en el olvido, razones podemos encontrar varias, pero principalmente porque su fin era componer y experimentar para llegar a estados meditativos, razón suficiente para no convertirse en música meramente comercial, por lo tanto, su música quedó en manos de los coleccionistas y adeptos a las expresiones experimentales. Muchas de sus publicaciones fueron limitadas y hasta algunos álbumes sólo podemos encontrar en formatos cassette -el más económico-. Fue hasta años posteriores  -realmente actuales-, que su música comenzó a resurgir a partir de compilaciones que realizaban disqueras especializadas en música experimental, logrando así ser reconocido como uno de los pioneros en la música ambient, drone y minimal, comparando su trabajo con compositores como Terry RileyLaraaji.

 

 

Basta con adentrarse con cualquiera de sus álbumes para poder entrar de inmediato al mundo de Ariel Kalma. Su música es -literalmente- un viaje de meditación a través de las ondas sonoras, las cuales logra gracias a juegos vocales, instrumentales, sutiles juegos electrónicos e instrumentos acústicos que son intervenidos con diversos efectos que lo hacen aun más onírico. Hay que tener en cuenta que en los años 70 no existían gran cantidad de instrumentos y efectos electrónicos como los hay hoy en día, además de que tampoco estaba de moda una experimentación sonora de este estilo. Ariel Kalma buscó la manera más sincera de cómo satisfacerse a través de la música, lo cual lo logró haciendo interesante configuraciones tanto en estudio como en sus conciertos en vivo que lo hacían totalmente especiales. Una de sus técnicas más reconocidas fue el uso del feedback -retroalimentación- logrado a través de dos grabadoras de carrete abierto, las cuales manipulaba de cierta forma para crear un juego con ecos que originaba timbres o armónicos especiales. También, en cierta época de su carrera decidió viajar a la India para aprender a utilizar diversas técnicas de respiración, en específico la respiración circular, técnica que le amplió el abanico de posibilidades en los instrumentos de viento. También se reconoce el que haya incluido otras artes como la poesía y el dibujo para poder crear mayores matices a su expresión.

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Ariel Kalma se me hace un claro ejemplo de aquellos músicos que a partir de las expresiones que lo rodean busca la forma de romperlos, de no establecer, sino proponer, otras más. Nunca estuvo casado en un sólo género y no se limitó a las colaboraciones, entendía muy bien que el lenguaje de la música es totalmente libre e infinito, y que el constante contacto con diversas expresiones y músicos terminan por alimentar el de uno mismo. Un claro ejemplo de la evolución a través de la música.

Para ello, esperando haya logrado ser de su interés, me pareció sumamente pertinente compartir un pequeño documental que nos explica más a fondo su vida y su papel en la música, por que más allá de que soy un ‘nuevo fan’, su mundo es tan enorme y espiritual que se darán cuenta que a veces las palabras quedan cortas cuando se trata de él.

 

 

 

 

T:@hreveh

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