La lluvia y el caos de la ciudad no impidieron que la gente se reuniera en el Lunario para poder ver al australiano que está cautivando los oídos de muchos. Desde antes nos decían que el concierto había era sold out absoluto, pero difícilmente eso se podía ver a las 9 pm (opacado también por el caos que había en el Auditorio, pero eso es otro tema).
I Can Chase Dragons salió cerca de las 9 de la noche a comenzar a entretener a aquellos que habían llegado suficientemente temprano. En su papel de acto abridor, fue moderado y tranquilo, pero para los que conocemos el trabajo y las presentaciones de Jules, es sabido que le toma poco ganarse al público y hacer que se olviden por momentos que originalmente iban a ver a alguien más.
Alrededor de las 10 pm, el Lunario terminó de llenarse y fue cuando saltó al escenario Nicholas James Murphy, mejor conocido como Chet Faker. Durante la primera parte de su presentación, no hubo pausas entre canciones, no hubo nadie sentado, no hubo nadie que no estuviera prestándole atención (algo raro ahora en muchos conciertos), Chet Faker subió a hacer lo suyo, él solo, sin acompañamientos.
Es curioso como una sola persona en el escenario consigue atrapar la atención y la energía de tantas personas. Algunos iban sin saber quién era, algunos estuvieron formados desde temprano con todo y lluvia, algunos repetían verlo en el Lunario, seguramente TODOS salieron con un muy buen sabor de boca, pues el concierto fue impecable. Todos bailaban, todos coreaban.
Podríamos decir que “Gold” y “Talk is Cheap” fueron las más adoradas, pero “I’m Into You” levantó el ánimo de todos (además de ser la que más gente cantó). A diferencia de otros artistas o bandas que prefieren dejar de lado el hit que los dio a conocer –en el caso de Chet Faker es un cover–, Faker no tiene reparos en cantar la canción que lo dio a conocer: “No Diggity” y fue aquí donde la gente se volvió loca.
Previo al concierto, Chet Faker nos decía que no tenía expectativas del concierto, pero que se sentía halagado de que estuvieran agotados los boletos. Cuando llevábamos más de la mitad del recital, la cara de Faker era de completa satisfacción, de alegría y también de sorpresa, la gente le respondió y fue una reacción genuina.
Anoche la gente se entregó a él, no importaron los guardaespaldas que estorbaban ni el tráfico afuera, todos estábamos hipnotizados por Chet Faker, con su voz, sus movimientos, su concentración, su pasión por tocar…Cuando al principio parecía que él estaba concentrado en tocar solamente, regalando pequeñas interacciones a la gente, poco a poco, él también se fue entregando. Chet nos regaló lo mejor que tiene y nosotros nos devoramos su música.
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