Saber escuchar y ser observador, son algunas de las muchas cualidades de las que el ingenioso Brian Eno ha podido jactarse. Siendo un apasionado por el arte desde su infancia, Eno desarrolló su talento en la Art School británica e inicio su carrera como músico en 1971, dentro de la agrupación de glam rock Roxy Music, a un lado de sus compañeros: Bryan Ferry, Graham Simpson, Paul Thompson y Phil Manzanera, impulsado por el saxofonista de la banda Andy Mackay.
Después de haber tenido una serie de altercados con Ferry -líder de la banda-, decidió incursionar de manera independiente en el mundo de la música. Comenzó a trabajar junto al guitarrista Robert Fripp, influenciado por supuesto por la música ambiental. Discos como Evening Star, The Equatorial Stars y algunos otros como: Here Come the Warm Jets y el ambiental número uno Music For Airports, hasta el día de hoy clásicos del avant-garde y la música electrónica.
Una vez posicionado dentro de la industria musical, Brian Eno sabía que su talento y música no podrían limitarse a lo que había logrado hasta el momento. Así que siempre interesado por el arte, Eno mantuvo una estrecha relación con la pintura y en los años 80 que realizó uno de sus más fantásticos descubrimientos en cuanto a técnica se refiere. La pintura fue llevada gracias a él hacía otra dimensión llena de brillo, perfección, encumbramiento, riqueza y fulgor.
Gracias a una cámara de video Panasonic que tuvo que comprar en alguna época de su vida y a su televisor de aquel entonces, Eno se dio cuenta que modificando los colores y la estabilidad de las imágenes, podía crear fenómenos abstractos que le permitirían trabajar en conjunto con su música. Utilizando a la ciudad de Manhattan como chivo expiatorio, hizo sus primeras grabaciones, para tiempo después, poder realizar su primer video instalación a la cual le puso por nombre Mistaken Memories of Mediaeval Manhattan.
Las imágenes se encuentran cargadas del más puro sentimiento abstracto y son acompañadas por las suaves melodías de la producción de Eno, Thursday Afternoon. Con un movimiento en tiempo real bastante sutil, las modelos acaparan la atención del espectador con las enigmáticas transformaciones que sufren sus rostros y cuerpos a lo largo de los 81 minutos de duración que tiene el material. Puedes ver los 14 video paintings a continuación.
¡Enjoy!