A principios de año los originarios de Ciudad Satélite anunciaron dos fechas en el Plaza Condesa, para presentar su octavo disco de estudio, Jei Beibi y sí, los boletos volaron. Días antes, informaron acerca de su gira promocional titulada Niu Guëis Tur, con un concierto en la “Gran Tenochtitlán”.
23 de noviembre de 2017, 21:10hrs, el momento había llegado en la Arena Ciudad de México –al norte de la capital- y la gente estaba lista para un nuevo encuentro y con una sola idea en mente: “Hoy es, tal vez hoy es un día especial, lo puedes escuchar…”.
El beat de “Futuro” retumbaba el lugar mientras el público gritaba impaciente por la presencia de “Rubén y los tiesos” –Meme, Joselo y Quique-. Al fin salían con la extravagante vestimenta de su video; “Disolviéndonos” con su excitante parte instrumental y “Matando” terminaba con el primer bloque de canciones nuevas, para dar paso a la tradicional bienvenida de los “satelucos”.
“Qué gusto volver a verlos, muchachos, es nuestra primera vez en esta arena. Pero el lugar vale madres, lo que importa es estar con ustedes y echar desmadre. ¡Llegó el Café Tacvba para que todo el mundo le meta al taconazo!”.
‘El Aparato’ era la primera sorpresa de la noche y la gente se volvía loca; la segunda llegaba con “El Padre” del disco doble Revés/Yo Soy y continuaba con un tema del “Cuatro Caminos”, “Desperté”. A esta altura del concierto ya no había huecos en las gradas y la pista estaba llena, el lugar se volvía una fiesta total con un minibloque amoroso armonizado por “Enamorada” y “Eres”.
Una de las canciones recientes más cantadas de la noche, fue “Que no“, la cual podría describir perfectamente el mundo de la drogadicción; “Volver a Comenzar” -la cual cumplió 10 años- le daba un giro al ambiente y comenzaba la mezcla perfecta entre actualidad y pasado: “Como Te Extraño”, “Chilanga Banda”, “Me Gusta Tu Manera”, “Puntos Cardinales”, “Un Par de Lugares” y “53100”.
“¿Saben cuál es mi aroma favorito? El de ‘la banda’, chida la bandita, puras florecitas de muchos colores y olores exquisitos”, así anunciaba la fiesta en que se convertiría la Arena Ciudad de México al ritmo de “Las Flores”, “EO” y “El Fin de la Infancia”.
El momento de comunión llegaría de la mano de Rubén, guiando a los asistentes en una petición al dios Tezcatlipoca –señor del cielo y de la tierra en la mitología mexica- para que el recital pudiera seguir, así se hacía presente por primera vez el “Paparupapa eu eo” con una coordinación envidiable.
Tezcatlipoca daba consentimiento y el suelo vibraba con “La Chica Banda2, un clásico donde la cerveza vuela y la gente brinca sin importar a quien tenga a su lado: “Y yo le di mi amor, en un concierto de “Rebel D’Punk”, así se despedían por primera vez del escenario.
El primero en regresar fue Meme, quien en solitario interpretaba “El Mundo En Que Nací”, quizá la canción más reflexiva y melancólica del disco, al más puro estilo de “Polen“. Era tiempo del Objeto Antes Llamado Disco con “Volcán” y “Pájaros” como representantes, antes del momento más emblemático de la noche en donde se alzó la voz por todos los miembros de la comunidad.
“Bienvenidos a todos los que sea su primer concierto, a los niños; a los jóvenes; a los 43 de Ayotzinapa, porque podemos perdonar, pero no olvidar. Buena vibra a nuestras mujeres, y a nosotros los machines que se nos abra la cabeza y podamos relacionarnos mejor con ustedes; a la comunidad LGBTTTI; a nuestros pueblos originarios, nuestros hermanos mayores, de mayor conciencia por nuestra agua, tierra y oxigeno; A nuestros hermanitos los animales que sufren nuestra violencia. En fin, el mejor pensamiento para nuestra madrecita Tierra: ¡Qué viva la vida!”.
Un discurso emotivo que avivó las ganas del público por seguir saltando, bailando y cantando con “1-2-3” como soundtrack. “Para los que empezaron su caminito el pasado 19 de septiembre”, fue la dedicatoria de la banda antes de empezar con “Déjate Caer” y desaparecer del escenario por segunda ocasión.
Más de dos horas de música habían pasado, pero nadie parecía irse. A su regreso, la banda hizo una tregua con el cuerpo, no así con la voz: “Aviéntame” empezaba a sonar en la que fuera la más inesperada del recital, junto a “Mediodía“.
No podían cerrar otro concierto memorable en la Ciudad de México sin el clásico himno al amor, el baile y la alegría: “El Baile y el Salón” coronaban una noche fría en temperatura, pero cálida en el ánimo de todos los presentes.
Al final todos salieron felices, y no precisamente por el 2×1 en cerveza, sino por la entrega característica de la banda; la misma con la que empezaron en el ya lejano 1989 y que los ha ayudado a mantenerse vigentes durante casi tres décadas.
Al final, para los 20 mil asistentes sí fue un día especial, espectacular, el más bello que hay.