¿Por qué se generan mosh pits en los conciertos? ¿Qué motiva a la gente a meterse en un círculo de violencia, literalmente hablando? ¿Que nos hace quitarnos la camisa, abrirnos la frente y rebotar contra otros asistentes y que al mismo tiempo todo sea divertido? Estas fueron las preguntas que se le hicieron a Damian Abraham, vocalista de la banda de post-hardcore Fucked Up. Los punks canadienses encabezan la alineación que tocará en el 4to aniversario del club El Imperial. La cita es el viernes, 31 de agosto en El Plaza Condesa y aún puedes encontrar boletos en taquilla o en Ticketmaster.

Antes de que Fucked Up tome el escenario, varios artistas nacionales se harán presentes en lo que promete ser una noche bastante activa por si buscas quemar calorías y chocar cabezas. Entre ellos podremos encontrar a Su Majestad Imperial, Silverio, quien parece que esta vez no será el único en exhibirse públicamente. También estará Descartes a Kant, grupo noise de Guadalajara que en marzo lanzó su más reciente álbum de estudio: Il Visore Lunatique. El resto del cartel nos ofrece una serie de propuestas más variadas, como el math rock de Vicente Gayo, el pop/rock de Atto & the Majestics y la cumbia de Agrupación Cariño.

Fucked Up llega a México por primera vez en su trayectoria cuya discografía inició hace diez años con el estreno de algunos sencillos en disqueras independientes. La banda de hecho es notoria por sacar una enorme cantidad de EPs, sencillos, mixtapes y otros formatos ajenos al álbum de larga duración. De este último tipo, Fucked Up “nada más” cuenta con tres: Hidden World en 2006, The Chemistry of Common Life en 2008, y David Comes to Life en 2011. Aunque Fucked Up ya contaba con algo de fama (o infamia como cuando fueron vetados por MTV de por vida) sus últimas notas han sido bastante positivas. En 2009 ganaron el Polaris Music Prize por The Chemistry of Common Life, venciendo a sus estimados paisanos canadienses Metric, Great Lake Swimmers y Chad VanGaalen. La banda volvió a ser nominada este año por el álbum David Comes to Life (El ganador será anunciado el 24 de septiembre). Por si fuera poco, David Comes to Life también figuró en varias listas de los mejores discos del 2011, como en las de Stereogum, Pitchfork, Popmatters y Chicago Tribune. La revista Spin lo nombró el mejor álbum de aquel año. Sin duda, Fucked Up va más allá de la casilla que encompasa el género punk.


Fucked Up es una banda curiosa porque combina varios elementos y lo hace de manera excelsa. La banda cuenta con dos líderes. Por un lado está Damian Abraham (alias Pink Eyes), el imponente cantante con cuerpo de luchador superpesado que se encuera y se arroja contra su audiencia. Por sus ladridos podemos rápidamente distinguir que escuchamos a una banda hardcore, aunque si quitamos la voz nos quedamos con la música de una banda de indie rock. La música corre a cargo del otro lider, el guitarrista Mike Haliechuk (alias 10,000 Marbles), un genio de la técnica de estudio, responsable de encajar todos los detalles de la producción para crear el sonido único que caracteriza a la banda. La tensión generada entre el caos de Abraham y el orden de Haliechuk permite esta contradicción que resulta fascinante, aunque también los ha colocado al borde de la desintegración en varias ocasiones (otra razón para ir al concierto es que siempre existe la probabilidad de que la banda no exista para el año que viene). Por eso Abraham a veces bromea que al final de una canción, cuando ya está en el piso con sangre y sudor en la frente, Haliechuk está en el escenario ajustando sus pedales. Eso es Fucked Up.

En una entrevista telefónica que Damian Abraham tuvo con Sopitas Música, el cantante nos reveló su admiración por la lucha libre de México. A diferencia de las tramas telenovelescas de la WWE, Abraham es un fanático de lo que los luchadores pueden hacer en los rings de México, Japón y de algunas promotoras independientes de Estados Unidos como Ring of Honor. La pasión de la luche libre a veces es intercambiable con la pasón de los punks mexicanos. En efecto, Abraham también es fan de las bandas punk del país y de como la gente empieza a crear mosh pits antes de que la banda empiece tocar la primera nota.

Abraham piensa que el slam es bueno para expulsar la bilis. -La energía desatada en el mosh pit te ayuda a ventilar todas la frustraciones que tenías embotellada dentro de ti. El punk es la mejor manera de golpearte contra la gente sin que termines en la cárcel.- La violencia es buena para la salud, según Abraham. Quizás no lo sea para la salud física, pero si para la salud mental. Se podría decir que el mosh pit es el terapeuta del punk, y los slammers son su grupo de apoyo.

Abraham dice que con más de 30 años encima, una esposa y un hijo, los golpes del mosh pit duelen más que antes, entonces ya no suele ir a tantos conciertos como en sus días veinteañeros. Sin embargo todavía siente la emoción de estrellarse contra alguien cuando escucha ciertas canciones como “Straight Ahead” de la banda californiana de hardcore Ignite. -Hay algo sobre una canción que te mueve sin que tu estés consciente de ello. Es emoción, en su expresión más pura.

Con respecto a sus propios conciertos de Fucked Up, el sale y hace su trabajo mientras los otros integrantes hacen lo suyo. Pero el verdadero show está en el público. Abraham cree que es la gente la que puede hacer un concierto memorable ya que los músicos también se alimentan de la energía que desata una audiencia para mejorar su desempeño. -El público es una parte esencial del equipo.-

Pero el comentario de Abraham ruega por una explicación. ¿Quiénes son los personajes que conforman la audiencia de un concierto de punk? No todos se comportan de la misma manera y por eso los editores de Sopitas Música construyeron los siguientes perfiles que caracterizan a los miembros del público.

PERFILES DE LA AUDIENCIA PUNK

1. Los Toritos:

Estos valientes suelen ser los “fans from hell” que arriesgan su físico con tal del adherirse a las vallas de seguridad. Esto con el propósito de no ser violentamente desplazados de la preciada primera fila por otros “fans from hell” que desean tocar a uno de los músicos como si fuera Cristo caminando entre los leprosos. Aunque no participen y no les importe lo que ocurra en el mosh pit, no es de sorprenderse que los Toritos sean los que salen mas madreados de un toquín. Esto se deriva de los arañazos y mordidas de los otros Toritos que batallan por robarles su lugar contra la valla, o de los botellazos que lanzan los de atrás, o de los golpes y abusos de la Guardia Suiza (personal de seguridad).

2. Los Mosh:

Ya dentro del caos del mosh pit, estos son los masacotes que se colocan en medio y empiezan a soltar puñetazos indiscriminadamente. Y de ahí ya no hay quien los mueva. También cumplen una función importante como catapulta de los surfers. Este ejemplar es igualmente conocido como la Mole y es el núcleo o centro de gravedad del pit, desde el cual, los slammers giran y chocan. A diferencia del slammer, el mosh es incapaz de girar en torno a su propio eje.

3. Los Slammers:

Dentro del mosh pit, los slammers se la pasan brincando, corriendo, surfeando y rebotando como pelotas de pinball contra los mosh o los dummys. Al más salvaje y loco de los slammers se le denomina con el término científico “Demente de Tazmania”. Y el slammer que termina en el suelo se le conoce como “Niña Pobre”. En el mosh pit se sigue un código de honor y es el de recoger a estos limosneros lo mas rápido posible a riesgo de que sean pisoteados hasta que mueran.

4. Los Dummys:

Estos conforman la primera franja de personas alrededor de un mosh pit que le pone mas atención al slam que al concierto. Generalmente los dummys están molestos porque antes de que la banda comenzara el setlist, ellos tenían un lugar envidiable. Probablemente tuvieron que hacer cola por cinco o seis horas antes de que se les permitiera la entrada al recinto. Pero con la primera rola, los empujones y los codazos los hicieron a un lado, así que se desquitan con sus miradas de desprecio y uno que otro empujón. Por lo general son mujeres y sus novios ardidos.

5. Los Paparazzi:

Ellos son los que nada mas van a tomar fotos o videos y tan pronto llegan a casa, los suben a las redes sociales o a YouTube. Están tan concentrados en su labor, que a duras penas disfrutan el concierto. Es común que en los eventos más hipsters, los paparazzi sean mayores en número que la gente que viene a ver a la banda. Después de dos canciones, el escenario mágicamente se transforma en pasarela.

6. Los posers:

No les gusta la banda ni la música. Se la pasan hablando con el de a lado y comparando cortes de pelo y camisas. Solo van para decir que ya fueron y para luego agregar el nombre de la banda a su lista de conciertos. Nunca pierden la oportunidad para presumir su asistencia en su perfil de Facebook o last.fm.

7. El melomamón:

Los que van a disfrutar el concierto desde una distancia segura. A diferencia de los posers, los melomamones si disfrutan la música, pero solo como una experiencia auditiva. Si vas a un concierto de punk y no estás metido en el slam, sin ofender, eres un melomamón. Es la verdad. Las únicas excepciones son: 1) Si estás lastimado, 2) Si estas cuidando las cosas de un slammer, o sea, paquetería 3) Si estás en el baño, o 4) Si de plano no estás presente en el evento.

No se nos ocurre otro más, pero si crees que estamos dejando fuera a alguien, favor de decirnos en los comentarios.

Mientras tanto… ¡VAYAN A FUCKED UP!

M.S.

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Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

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