La vida transcurre en ciclos. Todos podemos presumir de haber tenido nuestros momentos en la gloria, pero es seguro que tuvimos por ahí esos días terribles que preferimos no recordar, con el lodo en la cara y la moral baja. Incluso podríamos decir que no tenemos ningún control sobre el destino. Toma por ejemplo a este simpático sujeto que un día se convertiría en el presidente del país donde vive. Pero hay otros tipos que no se dejan llevar por las fuerzas del azar y forjan su propio camino.
Quizás esa sea la teoría de Jason Everman, hoy un filósofo que se graduó de la Universidad de Columbia, antes un soldado del ejército estadounidense y todavía antes de eso, un rechazado del grunge. Este nativo de Alaska nació en 1967 pero pasó su adolescencia en Seattle donde formó parte de la escena local indie donde germinaría el movimiento grunge. A finales de los 80 tuvo el distintivo honor de ser un pie de página en la historia del rock alternativo al ser el segundo guitarrista de Nirvana. Su contribución más grande fue la de financiar el primer lanzamiento de la banda con Bleach. Aunque su nombre aparezca en los créditos, en realidad no figura en ninguna de las pistas ya que fue despedido al poco tiempo. Para colmo, Nirvana nunca le pagó los $606.17 que puso para grabar el disco.
Cuando alguien como Kurt Cobain te describe como un “metalero emotivo” realmente es preocupante. De hecho, nuestro metalero emotivo sería el tipo ubicado en el lado izquierdo de las dos fotos de abajo.
Everman no pudo soltarse de la actitud deprimente cuando llenó el hueco que dejó Hiro Yamamoto al dejar Soundgarden. El guitarrista se convirtió en bajista con tal de formar parte de una de las bandas más prometedoras del momento. Sin embargo, los otros integrantes no lograron conectar con el nuevo recluta. “Tenía un buen sentido del humor pero luego una nube oscura se postraría sobre él. Recuerdo como tomaba un asiento en el autobús, y muy molesto se quedaría sentado con sus audífonos por un largo rato”, dijo el road manager de Soundgarden. Everman duró poco menos de un año con Soundgarden antes de ser despedido y reemplazado por Ben Shepherd en 1990.
Jason Everman todavía llegó a tocar con un par de bandas más antes de llegar a la epifanía de que su lugar no estaba en la industria musical sino que debía tomar un rumbo totalmente opuesto, totalmente “uncool”. En 1993, Everman se alistó en las fuerzas armadas del ejército estadounidense a los 26 años. Hizo sus maletas, se rapó la mata y se fue a Fort Benning en Georgia donde se entrenó y formó parte de los Rangers. Sin embargo, por más que lo intentaba nunca pudo eludir su pasado, especialmente en esos días cuando Soundgarden era la banda más grande del país y Kurt Cobain acababa de suicidarse.
Una vez más, todo cambió para él cuando dos aviones derribaron las Torres Gemelas de Nueva York en el 2001. Fue en ese momento en que el ex-guitarrista supo que le tocaría ver combate y así fue. Como miembro de las fuerzas especiales del ejército, Everman fue enviado a Afganistán donde por fin encontró su oficio. A pesar de tener un historial consumido por la depresión, el lugar que habitaba el “soldado rockstar” estaba adornado con fotografías donde él aparece saludando a figuras públicas, varias medallas y reconocimientos por su valor en la campo de batalla.
En 2006, Everman le dio otro giro a su vida cuando dejó el ejército para estudiar filosofía en la Universidad de Columbia. El 20 de mayo pasado se recibió con un Bachelor of Arts, distinción equivalente a la licenciatura en México. Estos días dice que prefiere dedicarse a algo más mundano, “Tal vez me ponga a trabajar de bartender en algún lado.” A los 45 años, no hay nadie que se lo pueda impedir.
El siguiente video nos muestra el último concierto de Jason Everman con Nirvana en un club de Nueva York en 1989. Curiosamente, en el video también vemos a un borracho que se sube al escenario y toma el micrófono pero es sacado a empujones por la misma banda.
Esos eran los días…