Por: Wookie Williams

No hay duda de cuál es la canción del verano de 2017. No hay manera de poner un pie fuera de tu casa sin escuchar “Despacito”. Vas al centro comercial y “”Despacito está en cada una de las tiendas. Te subes al transporte público y alguien la está cantando. Abres tu refrigerador y de alguna forma, “Despacito” empieza a sonar. La canción de Luis Fonsi con Daddy Yankee ya es la más escuchada en streams en la historia, y aunque pareciera improbable el éxito global de una canción en español cantada entre dos puertoriqueños, la popularidad actual del reggaeton, el remix en el que participa Justin Bieber y el peso de Universal, una disquera grande detrás, ayudaron a que la canción sea tan omnipresente que es básicamente insoportable.

Pero 30 años atrás, en el verano de 1987, una canción todavía más improbable se convirtió en el éxito de ese verano, sin internet, sin poperos canadienses respaldándola ni usando ritmos de moda. El 24 de julio del 87 se estrenó en Estados Unidos La Bamba, una biografía del rockero chicano Richard Valenzuela, mejor conocido como Ritchie Valens, quien murió trágicamente al lado de Buddy Holly y Big Bopper tras caer su avión en un campo de Iowa. La cinta, dirigida por Luis Valdez, fue un éxito moderado de taquilla. Recaudó 54 millones de dólares, lo que le alcanzó para ser la película #15 ese año. Pero el soundtrack, de alguna manera, se convirtió en un fenómeno.

La versión “original”, interpretada por Valens, era una adaptación en rock’n’roll del típico son veracruzano, y logró llegar al top 40 en 1958. Está en la lista de las mejores 500 canciones del rock de Rolling Stone en el número 354, la única canción de la lista que no está en inglés. Pero esa no fue la versión que llegó a la música sonora de la película. Los encargados de dar vida a un manojo de temas de Valens fue la banda angelina Los Lobos.

Antes de “La Bamba”, Los Lobos nunca habían tenido un éxito. En 1984, su canción “Will The Wolf Survive” llegó al lugar 58 de las listas estadounidenses, lo más alto en su carrera. Pero su versión de “La Bamba”, una canción tradicional mexicana convertida en un éxito moderado por un chicano casi 30 años antes, explotó más allá de lo que podrían haber creído. Fue #1 en 10 países, pasó semanas al frente del top 100 de Billboard, su video ganó ese año en los MTV Video Music Awards (cuando todavía significaban algo) como mejor canción de una película, e invadieron prácticamente todos los aparatos que podían emitir sonido en esa época. Y lo hicieron con una canción en español, sin haber sido nunca un éxito comercial, sin ser parte del soundtrack de una película exitosísima. Vamos, “My Heart Will Go On” de Celine Dion fue escuchada miles de millones de veces nomás por ver Titanic. La Bamba, la película, hizo el 2.5% del dinero total de Titanic.

Antes de que se estrenara “La Bamba”, los Lobos habían sacado un disco llamado By The Light of The Moon, e inmediatamente siguieron con La pistola y el corazón, un álbum lleno de canciones populares y folclóricas mexicanas. Ambos fueron absolutamente eclipsados por el éxito del son veracruzano. Y a pesar de ser una de las bandas más importantes de la música latina-estadounidense, jamás han alcanzado los lugares que les dio “ay arriba y arriba”.

El muy improbable ascenso de una canción en español, interpretada por músicos latinos, que se convirtió en la canción del verano, no empezó con “Despacito”. Empezó con “La Bamba” y Los Lobos hace 30 años.

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