Si Bahidorá ha demostrado algo durante siete ediciones, además de ser uno de los festivales más mágicos del año, es que tienen una de las mejores curadurías musicales en México. Para prueba de esto una vez más, llegó la revelación de la segunda etapa del cartel con la más grata sorpresa que jamás nos pudimos imaginar: Erykah Badu se presenta como el acto estelar del Carnaval.

Después de varias horas de sol combinadas con un río de agua fresca como la vibra de Las Estacas. Después de horas de música continua a donde quiera que te llevaran tus pies, y después de ser víctimas de ritmos electrónicos y latinos con actos como el de Channel Tres, Son Rompe Pera y Pauza, llegaría la noche y con ella el momento más esperado de todos. Después de una sólida presentación de Goldlink y 40 minutos de retraso que invitaron a muchos a seguir bailando a los ritmos de Chaos In The CBD, el escenario Sonorama se ambientaría con sonidos de pájaros para darle entrada a la silueta más brillante que ha visto Bahidorá en su historia.

Foto por Carlos Enciso. @krynowek

Con una capa de tiras reflejantes y cientos de colores abrazándola, con sus antebrazos cubiertos por pulseras retro, y su clásico sombrero estilo nativo americano, la Reina del neo soul saldría para demostrar porqué es una leyenda de la música desde hace 23 años. Ante un escenario a reventar y miles de oídos atentos, llegarían los primeros 10 segundos de su set para asegurarnos que lo que estaríamos por ver es un acto de la más alta calidad posible. Su voz se adueño de nuestras mentes, nuestros cuerpos, y de todo Bahidorá.

Después de bailar lo mejor de la música contemporánea por horas, llegaría por primera vez un piano limpio. Ese necesario instrumento clásico que trajo balance a un line up de muchos sonidos electrónicos. Para comenzar la noche y acompañar sus sonidos orgánicos y apacibles, su mítica voz se encargaría de hacer todo lo demás. De meternos al mundo de su muy especial e icónica forma de entender la música soul.

Foto por Carlos Enciso. @krynowek

La diva americana es alguien que gusta de centrar su atención en la espiritualidad, un tema recurrente en sus discos, su discurso, y en toda su presentación. Por lo que establecer una conexión con su música es algo importantísimo para poder apreciarla como se debe. Sin embargo, el clásico problema del festival llegaría una vez más. Sin importar que Badu estuviera en el escenario rifándose como nunca, se escuchaban muchas pláticas y voces constantes que no permitían conectar con su música. Algo que solucioné caminado un poco hacia adelante para mezclarme con los verdaderos fanáticos de Badu. Ahí fue donde la magia pasó.

Escuchar a Erykah Badu por primera vez en vivo es una experiencia difícil de explicar. Desde su infancia fue amante de los sonidos soul de los 70, comenzó a vivir el auge del hip hop de los 80, y fue amante del jazz de Billie Holiday. Todas estas influencias las combina con pasajes electrónicos futuristas para crear choques temporales que parecieran no tener sentido hasta que Erykah Badu se lo da.

Foto por Carlos Enciso. @krynowek

En un mar de pasajes suaves, navegando entre el neo soul, el jazz, el funk y hasta un poco de reggae, Badu le daría entrada a “On & On” la rola que la haría ganadora de un Grammy en 1999. Sin ser un sonido nuevo, ni algo que no hayamos escuchado una y otra vez, en vivo no tiene comparación. En vivo Erykah Badu es cien veces la artista que puedes escuchar en tus audífonos. En vivo es electrizante, es enérgica, es una presencia tan imponente que te obliga a ponerle atención. 

Durante el concierto vimos a la mejor versión de Erykah Badu en todos los sentidos. Musicalmente, show y energía. Todo en sintonía para crear el ambiente relajado perfecto. La vimos feliz de estar en México. Dando vueltas jugando con su pelo e interactuando con sus fans en cada oportunidad. Ondeando la bandera de México y el pañuelo verde feminista por todo su escenario. “Soy de Texas, pero Texas es México”, dijo. Para las risas y reacción de amor de todos.

Foto por Carlos Enciso. @krynowek

Con el acto más sereno y tranquilo de todo el festival, Erykah Badu nos regaló el momento más catártico y especial del Carnaval. El momento en el que la excelencia musical se adueñó de todos y todas por igual. Para cerrar una noche de improvisación sublime, Badu se aventaría su última canción en la cercanía de su público. Se bajó del escenario, y le cantaría prácticamente al oído a unos muy afortunados fans.

La suavidad y atemporalidad de la música de Badu no tiene comparación. Ya sea que se aviente rolas de su primer disco Baduism o de New American Part Two, ya sea que improvise con su banda o que juegue con elementos futuristas en su consola, de principio a fin todo lo que hace tiene el propósito de invitarte a su mente y a su visión de la vida. La presentación de Erykah Badu no solo será recordada por ser la primera vez que visita a nuestro país. Será recordada por lo que fue. Una máxima expresión de talento por parte de una artista que revolucionó la música en su género. Será recordada por haber sido tan mágica como lo fue todo el Carnaval de Bahidorá.

Foto por Carlos Enciso. @krynowek

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