Esta semana además del 20 aniversario del disco homónimo de Blur, se cumplieron 13 años desde la publicación del álbum debut de Franz Ferdinand (¡¿Cuántos?!).

Con mínimos acordes en una guitarra acústica, la voz de Alex Kapranos nos recibe con la frase “Jacqueline was seventeen, working on a desk”, para luego ser interrumpido por un poderoso bajo acompañado de una furiosa guitarra, dando inicio de manera oficial a este trabajo estrenado el lunes 9 de febrero de 2004.

Tras un rato de experiencia en la escena indie de los 90, Kapranos, Thomson, Hardy y McCarthy, se reunieron en 2001 para comenzar a hacer música bajo el nombre de Franz Ferdinand. Resultó un proyecto que logró cambiar el sonido de este género que ya conocían bastante bien, e influenciaron a una gran generación de bandas. No por nada con este trabajo fueron creedores al Mercury Prize en 2004, derrotando a Snow Patrol, Amy Whinehouse, Belle & Sebastian y Keane.

Después de una invitación a “decirle a ella esta noche” (“Tell Her Tonight”), el grupo escocés nos regala uno de los que hasta el momento sigue siendo sus mayores éxitos: “Take Me Out”. Es casi imposible pensar en Franz Ferdinand y no imaginar de inmediato ese riff característico estilo funky, que incluso los metió en supuestos problemas legales con el mismísimo Ringo Starr, al haber “plagiado” la canción “Back Off Boogalloo”. Ha sido incluía en cientos de comerciales, videojuegos, películas, series y es una pieza fundamental en cada setlist de sus conciertos.

 

 

El rotundo éxito de Franz Ferdinand los llevó rápidamente a ser comparados con las leyendas de la música en aquel entonces, pero nadie imaginaba que con el paso de los años se uniría a Arctic Monkeys, The Killers, y The Strokes, como unos de los máximos exponentes del indie rock.

La convergencia de estilos de garage rock y funk –por dejar fuera algunos– que logran plasmar en cada tema, generan una vibra de frescura y energía en esta gran carta de presentación al mundo. 38 minutos fueron suficientes para marcar a toda una generación hablando de amor adolescente, la crucifixión de Jesucristo (en “Auf Achse”) con ciertos toques de misterio en la forma que están desarrollados, que incluso cautivaron a un joven Kanye West, quien iba comenzando su carrera a la par de la banda.

El álbum homónimo de Franz Ferdinand finaliza con un tono más sobrio y oscuro, a comparación del resto de las canciones más “bailables”, sin disminuir la potencia de su sonido, y de paso demostrar el poder de las distorsiones en las guitarras, para que no decaigan los ánimos.

“Nunca hagas covers a Oasis. Nunca olvides a tus amigos. Siempre diviértete”.

 

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