Janis Joplin nació en Port Arthur, Texas, una comunidad en la que la segregación racial tenía profundas raíces, discriminar a la gente de color era algo habitual, incluso hasta correcto. En este ambiente creció Janis, quien no tenía ningún problema por el color de su piel, sino por un férreo bullying escolar, muy propio de los adolescentes, pero acrecentado por esa actitud clasista/racista a la que estaba acostumbrada la población de su localidad. Además, en una sociedad conservadora de los años 40-50, para sobrevivir había que encajar, no ser el segregado.

Sin embargo, ella siempre dio muestras de pensamiento individual y rebeldía no dejando que nadie le impusiera ningún modelo a seguir. Ella no era como todas: le gustaba leer, pintaba, tocaba el autoharp y sobre todo no odiaba a los negros.

A esto súmenle que durante la adolescencia, con todo lo que el desarrollo hormonal implica, se puso algo rechoncha y además la atacó el acné de forma terrible, por lo que sus compañeritos le tenían varios sobrenombres con la que solían molestarla. Ya en la universidad solían organizarse premios a los más diversos rubros: “la chica más bonita”, “el mejor deportista”, etc.

Las cosas llegaron a tal grado que en una ocasión Janis fue nombrada “el hombre más feo” del campus. Esto dio pie a que comenzara a encontrarse con otros “raritos” como ella, quienes la introdujeron al mundo del blues, el jazz y el folk, además de la literatura beat/existencialista/contracultural que comenzaba a gestarse, “se atrevió a ser diferente”, tal como la calificaron en un periódico local de Texas.

Foto: Especial

Para los años 60 estaba claro que Texas no era el mejor lugar para un espíritu libre como el de Janis para desarrollarse. San Francisco era el sitio a dónde había que estar y hacía allá fue en 1963. Estuvo viviendo junto al joven guitarrista Jorma Kaukonen (futuro miembro del Jefferson Airplane) y su esposa Margareta, con quienes grabó una cinta casera con varios estándares de Blues.

Aunque ya le había encontrado el gusto al Southern Comfort (una especie de whiskey afrutado), pronto se hizo adicta a las anfetaminas, los psicodélicos y las drogas intravenosas, mismas que pronto la tuvieron en los huesos. La gravedad de la adicción de Janis era tal que los pocos amigos que tenía (de quienes dijo posteriormente no le agradaban mucho) organizaron una fiesta para poder comprarle un boleto de autobús de regreso a Texas.

Decepcionada de lo que pensó pudo ser un paraíso, Janis regresó a Port Arthur decidida y un tanto resignada a encajar en la sociedad a la que tanto había rechazado. Dejó las drogas y el alcohol, comenzó a peinar su largo pelo en un abultado chongo, se metió a estudiar antropología y comenzó una relación por correspondencia con Peter DeBlanc, un tipo que conoció en San Francisco quien recientemente también había dejado San Francisco, se había establecido en Nueva York y ahora trabajaba para la naciente IBM.

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Un día Peter llegó a casa de Janis, muy trajeado y le pidió a sus padres la mano de su hija en matrimonio, quienes aceptaron más que gustosos y pronto comenzaron a planear la boda. Janis Joplin se hubiera convertido en una ama de casa como todas las demás, si no fuera porque (afortunadamente para nosotros) el señor DeBlanc viajaba mucho y desde luego ya había incurrido en varias infidelidades (que muchos no tomaban como tales pues para entonces comenzaban los tiempos hippies del “amor libre”) con lo que el compromiso y la boda se cancelaron definitivamente. Extrañamente Janis quedó muy decepcionada, ella realmente quería casarse y llevar una vida “normal”.

Fue durante este momento de crisis que el promotor y amigo de Janis, Chet Helms, se interesara en ella como cantante de una banda a la que entonces estaba promoviendo. Ya había escuchado la cinta que grabó en casa de los Kaukonen, y pronto la contactó en Texas ofreciéndole ir de nuevo a San Francisco a unirse a Big Brother & The Holding Company. Siendo que no tenía nada que perder, Janis aceptó y se fue de Port Arthur, esta vez para siempre.

Los Big Brother no eran la gran banda hippie de los 60 pero si de los primeros que iniciaron el movimiento de música psicodélica. El grupo había sido fundado por el guitarrista Peter Albin quién conoció a Sam Andrew, también guitarrista, con quien solía tocar en su casa. A este dueto se le unió otro excelente guitarra, James Gurley y posteriormente el baterista David Getz. Desde luego, no podía haber tres guitarristas en el grupo (tal como sucedió con los Beatles), así que consciente de sus limitaciones (porque además tenía que cantar), Peter Albin decidió ceder y tomar el bajo y consolidar a la banda.

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Chet Atkins prácticamente le impuso a Janis Joplin al grupo, estaba convencido que la sola voz del prodigio de Texas sería suficiente razón para que la aceptaran. Sin embargo, el grupo no tomó muy bien la medida, después de todo ellos ya eran una banda establecida y Janis no tenía muchas nociones musicales (al respecto de saber notas y esas cosas).

La dejaron hacer coros, tocar el pandero y en algunas ocasiones llevar la voz principal. Estas incursiones poco a poco fueron incrementando la presencia de Janis en la banda, cosa que a Peter Albin no le caía nada en gracia, pues sentía que se estaba quedando cada vez más relegado en la banda que había fundado.

Ya con Janis como cantante principal, las puertas del éxito se abrieron para el grupo, quienes ya gozaban de renombre y aparecieron en los principales festivales del país, Monterey Pop y Woodstock entre ellos. Pero Peter Albin seguía mal y de malas, así que no perdía oportunidad para hacer reclamos y tirarle mala onda a Janis, quien a pesar del éxito y la fama seguía siendo una joven frágil y resentía las groserías de ese señor.

Por si fuera poco, también se involucró sentimentalmente con el guitarrista Sam Andrew, quien en el espíritu hippie también salía o tenía relaciones con otras chicas, cosa que a Janis no le agradaba nada pues ella quería un compañero, no un amante de ocasión (incluso se ofendió mucho cuando Sam le “sugirió” la idea de tener sexo con otras mujeres).

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Janis era la reina en el escenario, podía cautivar a miles de personas con la potencia de su voz y su presencia, pero al terminar los shows, se hallaba sola en el camerino. No tenía muchos amigos verdaderos, y sus propios compañeros de banda la seguían considerando como “la nueva” o le tenían algo de recelo por haberse convertido en el foco de atención y ellos quedar como sus acompañantes.

Al pasar de los años, ya sin los Big Brother, con nuevas bandas como la Kozmic Blues Band y la Full Tilt Boogie Band, a pesar de seguir cosechando éxitos, Janis se fue sumiendo en una espiral de alcoholismo, drogas y relaciones fallidas. Sobre todo esto último la deprimía muchísimo pues sólo quería encontrar a alguien con quien poder compartir la vida de manera significativa, pero las mismas drogas o las propias personas quienes sólo estaban interesadas en colgarse de su fama o en relaciones casuales (con hombres y mujeres), daban al traste con sus planes.

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Janis Joplin le abrió camino a muchas chicas que no contaban con una voz dulce y aterciopelada, le demostró al mundo que una mujer también puede proyectar fuerza, potencia y tener un papel predominante en la música. Por supuesto, las canciones que interpretaba que en la mayoría de los casos eran sobre la búsqueda del amor, decepciones amorosas y la melancolía, tenían ese sentimiento único y desgarrador que sólo la experiencia propia puede imprimirles y por tanto volverlas auténticas.

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La mamá de Janis siempre notó que ella en particular tenía necesidades más grandes de atención y afecto que sus hermanos Michael y Laura. Durante toda su vida, su único deseo fue ser aceptada y amada, no importaba de qué forma. La gente de Texas se encargó de correrla de la escuela, de su casa y del estado. Los hippies de San Francisco estaban demasiado llenos de drogas y fiesta como para prestarle mucha atención.

Janis Joplin tuvo que morir para convertirse en lo que siempre quiso, una persona amada, ahora por millones que siguen vibrando con sus canciones.

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