Durante muchos años, 30 para ser exactos, Kim Gordon fue la bajista, vocalista y fundadora de Sonic Youth, una de las bandas más representativas de la escena del post-punk en Nueva York, y su proyecto más conocido. También ha escrito varios libros, incluso ofrecerá una firma de autógrafos mañana en la CDMX, por lo que aprovechamos la oportunidad para reseñarles el que probablemente sea su texto más personal.

Por supuesto, ser integrante y fundadora de un grupo que ha sido tan influyente para la música nos da una idea de lo talentosa que es, pero al mismo tiempo, la misma fama del grupo que compartió junto a Thurston Moore, Lee Ranaldo y Steve Shelley, termina por “opacar” a la persona, por lo que a veces en nuestro cerebro sólo nos quedamos con la idea de que es alguien que toca para una banda. Que es una rockstar.

Sin embargo, en el 2015 tras la desintegración de Sonic Youth, y de hacerse público su divorcio con su ahora ex esposo y compañero de grupo Thurston Moore, Kim Gordon lanzó su libro de memorias Girl in a Band, en el que antes de siquiera leerlo, varios se imaginaban que sería el lugar en donde descargaría rencor y odio hacia Moore y los integrantes de la banda, convirtiendo el libro en una especie de chismógrafo para satisfacer el hambre de morbo. Por supuesto que Kim no haría algo así.

Girl In a Band, es un libro en donde dejamos un poco de lado la versión rockstar de Kim Gordon, para adentrarnos en su vida como mujer. Descubrimos cómo era su infancia en California junto a su padre sociólogo y su hermano que sufría de esquizofrenia, su amor por el arte y su fortuito encuentro con la música.

Y a lo mejor es algo que sucede cuando leemos un libro escrito por una figura pública. Nos olvidamos que ellos al final del día son personas con sueños, miedos y problemas como todos los demás, y eso pasa en este libro. No vemos a la chica de la banda que ya conocemos, sino descubrimos a la persona, aquella que también tuvo que enfrentarse a una escena musical liderada por hombres, a la separación de quien pensaba era su alma gemela y encontrar su camino dentro del mundo del arte.

Afortunadamente, Gordon no habla mal de su ex esposo, al contrario. A través de un relato en donde describe a una pintoresca ciudad de Nueva York de la década de los setenta, en donde la gran escena del punk comenzaba a florecer, así como todo lo que inspiró a Sonic Youth, y toda la serie de personas relacionadas con el mundo del arte que conoció a su paso.

Después de leerlo, es inevitable no enamorarse de Kim Gordon, ya que su pasión por el arte y respeto enorme por la música es contagiosa, pero además los problemas a los que se enfrenta tanto en su infancia con su familia, como en su relación de pareja, en donde lo profesional se mezcla con lo amoroso, nos recuerda que ella no es sólo una bajista, sino una mujer que ha luchado por hacer lo que ama y vivir de ello, pero también un ser humano como cualquier otro. Una mujer en toda la extensión de la palabra.

Por: Abraham Huitrón

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