Mucho tiempo ha pasado desde que escuchamos algo de Lykke Li. Con esto no hablamos de sus más recientes singles, sino de un disco como tal. Durante este lapso, la cantante sueca se convirtió en mamá, lanzó su propia marca de mezcal aquí en México pero también, se inclinó por el R&B y el soul o mejor dicho, decidió seguir las tendencias que en los últimos dos años han tenido un gran auge gracias a exponentes como The Weeknd, Drake y Kendrick Lamar —éstos dos últimos más inclinados al hip hop y rap—.

Todas estas cuestiones ahora se ven reflejadas en lo que será su nuevo material, so sad so sexy, del cual hasta el momento, hemos podido escuchar “hard rain”, “deep end” y “utopia”, pero a casi una semana del estreno de su cuarto material de estudio -que estará disponible a partir del 08 de junio-, ahora llega otro lanzamiento doble con “two nights” y “sex money feelings die”. Ambos cortes reiteran ese nuevo estilo que mezcla el R&B con el soul, hip hop y rap, y que hace parecer como si Lykke Li se hubiera desarrollado dentro de ellos todo este tiempo. 

En algunos puntos de “two nights”, mientras se escucha un piano de fondo acompañado de algunas capas de beats y voces, ella se dedica a hablar sobre esa tristeza de estar un par de noches sin él, de haber fumado mientras experimentaba ese sentimiento de soledad. Después llega el rapero de Portland, Aminé, para darle ese upgrade que necesita la canción co-producida por Malay y el DJ Dahi.

Después está “sex money feelings die”, que así como la anterior también tiene ese beat que le da toques soul y trap. En cuanto a la letra, Lykke Li está más que empapada de todo ese ritmo que va conforme los sintetizadores. Este tema fue producido por Jeff Bhasker — pareja de Lykke Li y padre de su bebé— junto con Malay y Jonny Coffer, ambos especialistas en producir música dentro de los géneros hip hop y R&B, y que en el pasado, al menos en el caso de Jonny, ha trabajado con artistas de la talla de Beyoncé.

En general, más allá de hablar sobre la problemática de pareja, corazones rotos y soledad, Lykke Li acompaña todos estos sentimientos con un nuevo estilo musical que tanto su novio, Jeff Bhasker, como los otros productores, Malay, Jonny Coffer y T-Minus, lograron materializar en un disco que le da un giro de 180 grados a lo que hemos escuchado de la cantante sueca pero que a su vez, genera gran expectativa. Expectativa para ver qué otros temas aborda, para ver si a pesar de cambiar el ritmo, Lykke Li continuará generando ese sentimiento de melancolía y nostalgia o una nueva forma de cantarle al amor.

También está la parte de cómo es que ahora escribe las canciones, que de hecho si prestas atención, recuerda un poco a la forma en la que otros artistas han hecho en el pasado para generar su propio sello. Algunos de ellos fue Kendrick, que escribe todo en mayúsculas.

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