Existen artistas por los cuales no pasa el tiempo y Moby es uno de ellos. Más que su calvicie y que ya tenga canas en la barba, esos lentes y esa mente brillante no desaparecen, no se añejan ni se modifican, únicamente se transforman en algo mucho, mucho mejor. Eso es lo que el productor estadounidense nos ha demostrado con su 15º disco, Everything Was Beautiful, And Nothing Hurt.

 

Comencemos con el nombre que le da a este material, cuya traducción al español es “Todo era hermoso, y nada lastimaba”. Para acompañarlo, está una imagen de un padre leyendo un libro —que tiene dicho título— con su hijo mientras van en el metro. Una imagen cotidiana, pero que si prestas atención, más allá de la cabeza de vaca y becerro que tienen respectivamente, el padre está vestido de traje y el niño con una pijama. Es como una especie de sueño surrealista con el que Moby quiere decirnos algo, quiere mostrarnos la crudeza de la cotidianidad.

¿A qué nos referimos con esto? Al maltrato animal, a que las tendencias actuales de alimentación es ser vegetariano o vegano; a las firmas de moda y de cosméticos buscando ser “pro-ambiente”. Sin embargo, detrás de estas buenas intenciones, al menos de las compañías, hay toda una mafia e intereses que sí, ponen en duda el qué tanto quieren ayudar a mejorar el entorno.

Portada de Everything Was Beautiful, And Nothing Hurt (2018).

Después están las letras de las canciones, que con el simple hecho de leerlas te podrás dar cuenta de que Moby hace un grito de protesta ante lo que ocurre social y políticamente correcto en el mundo pero también, pide ayuda; ayuda para mejorarlo, para hacer algo y no quedarse con los brazos cruzados.

Desde “Mere Anarchy”, tema con el que abre el disco, los primeros samples podrían dar la impresión de que en realidad estás escuchando algo de Lo-Fang, pero una vez que escuchas la voz de Moby, te das cuenta de que ésta nunca cambia, se mantiene estática. No canta, solo habla y dice sus pensamientos en voz alta.

Luego están “The Waste of Suns”, “The Ceremony of Innocence”, “The Tired and The Hurt”, “Welcome to Hard Times”, “This Wild Darkness” y para cerrar, “A Dark Cloud is Coming”, que entre canturreos, un piano y los primeros sonidos del sintetizador y la guitarra, te previene de lo que está a punto de venir, de algo que ya no podemos evitar. Un mal necesario ante el que simplemente nos sentamos a esperar pero que ya sea por la música o la letra, no termina de sumergirte en la depresión del todo (si es que esa era la intención de Moby al elegir dicho título).

Moby no necesita decir mucho en este álbum. Basta con tener dos buenas estrofas y un coro conciso para repetirlos una y otra vez hasta que cada letra te taladre la cabeza y se quede allí, como un virus inevitable, como una canción o melodía que tararearás por un largo rato.

Musicalmente, Everything Was Beautiful, And Nothing Hurt es sinónimo de perfección, de belleza en cuanto a composición, a superposición de sonidos, a uso de voces para los coros, para momentos claves dentro de los temas.

A diferencia de los últimos discos de Moby —Long Ambients 1 (2016), Innocents (2013) y Destroyed (2011)— ahora deja de lado el ambient, los beats electro pop y se enfoca muchísimo más en el trip hop que para EWBANH, lo usa de una forma impecable, entre samples loopeados, scratching  y un abanico de voces femeninas.

Moby no tardó mucho tiempo en sacar un nuevo disco pero lo que sí hizo, fue tardar en procesar todos esos sentimientos e ideas que tenía en la mente y que finalmente, logró transformar y trasladar en arte en un disco que a la primera escucha te lleva por un viaje con tus audífonos, pero que cuando le prestas la atención suficiente te resulta difícil de procesar.

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