Cuando se habla de Rusia, pensamos inmediatamente en metrópolis como Moscú o San Petesburgo, sin embargo, puede que la mayor sorpresa que nos deje este mundial, sea la vibra y hospitalidad de Ekaterimburgo, que es la tercer ciudad más importante de este país. Conformada principalmente por jóvenes universitarios (es un epicentro de la ciencia, la cultura y la tecnología) Ekaterimburgo también se ha distinguido por su apertura a nuevas ideas y costumbres. Sin embargo, pocas personas esperarían caminar por las calles de Ekaterimburgo y encontrarse con un monumento a los Beatles.

Para la cultura occidental, esto no tendría absolutamente nada de raro, hasta el momento en el que recordamos que la música de The Beatles estuvo prohibida en la Unión Soviética por más de 35 años, al ser considerados como parte de la maquinaria propagandística de occidente, por lo que en los años sesenta y ochenta, la única manera de escuchar la música de John, Paul, Ringo y George en la Unión Soviética era de contrabando, gracias a los discos que vendían los marineros que llegaban a estos puertos con algunos vinilos que traficaban a precio de oro. La misma prohibición, dio paso a la llamada ‘música de hueso’ que no es otra cosa más que discos que fueron surcados en viejas radiografías que fueron desechadas en la Guerra Fría.

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Monumento a los Beatles en Ekaterimburgo

La comunidad de seguidores de los Beatles era numerosa y tan pronto se levantó la restricción en 1986, el mundo occidental pudo dimensionar la influencia del cuarteto de Liverpool en tierras rusas. Otra muestra de ello es el Monumento a The Beatles que se ha levantado a las orillas del río Iset en Ekaterimburgo, una idea de Vladimir Popov, miembro del Club de Fans de los Beatles que cuando propuso la idea al gobierno de la ciudad, se encontró con la rotunda negativa por parte de los gobernantes, así que no tuvo de otra, más que comenzar a fondear el proyecto a través de diversas acciones, como conciertos, colectas, y festivales, reuniendo así los 9 mil dólares que se requerían para la construcción.

El proyecto tardó 6 años en materializarse, y desde el 2009 acompaña a los peatones y turistas que visitan estas tierras, demostrándonos que, como decían los Beatles, tal vez lo único que todos necesitamos, es un poco de amor.

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