Musicalmente el 2017 marcó el regreso de artistas de la vieja escuela (coff, coff, The Jesus and Mary Chain y Gorillaz), pero también fue el debut de algunos otros (Sampha y Harry Styles) y por supuesto, la confirmación de porqué algunas bandas o intérpretes se mantienen entre los favoritos.

Elegir estos discos no fue tarea fácil. Muchos géneros, muchas sorpresas y sobre todo, mucha buena música. Sin embargo, aunque hay piezas que logran atraparte a la primera escucha, siempre es importante recordar que un buen disco se cataloga precisamente porque es un todo, porque de principio a fin logra atraparte, no te aburre y puedes escucharlo una y otra vez. Estos álbumes han logrado esto (al menos para nosotros), así que a continuación te enlistamos los que a nuestro parecer, lograron hacernos adictos y los reprodujimos sin parar.

Sampha – Process (3 de febrero)

Un disco debut que incluso hizo que este artista británico lograra ganarse el Mercury Prize. Process no es un disco para todos, pero lo que sí te hace es meditar, reflexionar los pensamientos de un hombre que ha sufrido una dura pérdida. Sampha perdió a su padre y es precisamente en esta producción donde sí, refleja su pérdida pero lo hace con una serie de altibajos (buenos) que te transportan desde el ambient hasta el R&B entre una rola y otra. También es importante mencionar la impresionante voz que caracteriza a este cantante que definitivamente, vale la pena tener en el radar.

The Underground Youth – What Kind of Dystopian Hellhole is This? (15 de febrero)

Si hay algo suave y poético en el mundo de la música es todo lo que hace The Underground Youth desde hace 10 años, y sú último disco con un nombre que no podría ser más perfecto es la prueba infalible que la expresión misma del amor es posible pasarla a un sonido compuesto. Basta escuchar “Half Poison, Half Gold”, la primera canción de las 10 que lo componen, para descubrir un mundo que este disco, sin duda, es uno de los mejores que Europa nos ha dado. “Alice”, “Amerika” o “You Made It Baby” suenan a todo lo que siempre has querido leer, pero ahora tienes oportunidad de escuchar.

Ed Sheeran – Divide (3 de marzo)

Este sujeto pelirrojo y mejor amigo de Taylor Swift tiene mucho por ofrecer y no es precisamente una buena apariencia. Digamos que es más bien en cuanto a música, composición de letras y más. Para Divide, su segundo material de estudio, Ed crea de nueva cuenta la fórmula perfecta para un hit, “Shape of You”. Sin embargo, si prestas la suficiente atención a este disco te darás cuenta que va más allá de un one hit wonder por álbum. Al contrario, las piezas musicales están perfectamente colocadas para que en ningún momento te aburras, te mantengas prendado y lo repitas una y otra vez. Si hablamos de un buen disco pop con algunos toques de sintetizadores, guitarras y flautas que te pueden recordar a algunos sonidos celtas, entonces este LP es la opción.

Drake – More Life (18 de marzo)

Para Drake hay vida más allá de “You used to call me on my cellphone…”, y More Life lo demuestra. Ahora es juega mucho más con los conceptos del rap e incluso llama a este disco un “playlist”. 22 tracks que te dan un viaje de 82 minutos de todos los ritmos que pasaron por su cabeza, desde algunos tintes caribeños con el dancehall hasta el house sudafricano o incluso, un poco de Earth, Wine & Fire. Con todo y esto, en ningún momento logra perderse, en cada canción pone su propio toque, mezcla géneros, tiene más productores, más invitados pero sobre todo, más vida.

The Jesus and Mary Chain – Damage and Joy (24 de marzo)

¿Qué podemos decir de una de las bandas más épicas e históricas? Nada. Simplemente que después de 19 años lanzaron nuevo material. De principio a fin, Damage and Joy muestra la evolución de esta agrupación y a su vez es el reflejo de esa nostalgia que sienten de sus años de juventud pero además, es una especie de homenaje a algunas agrupaciones de culto tales como Pink Floyd, Slowdive, My Bloody Valentine y ¿por qué no?, ellos mismos. Una oleada de de sintetizadores, guitarras sucias (muy), algunas invitadas que por más pop que sean logran compaginar muy bien con las rolas, y un recuerdo de los hermanos Jim y William Reid de por qué los lentes de sol jamás pasarán de moda.

Kendrick Lamar – DAMN. (14 de abril)

El punto con Kendrick no es que esté en boga, es que gracias a su talento se ha convertido en uno de los referentes del rap — por no decir en la imagen contemporánea principal de este género— y DAMN. ha sido el responsable de ello. Algunos dicen que no supera a To Pimp A Butterfly, y puede que tengan razón, pero no cabe duda que esta producción, sin importar si la escuchas de arriba para abajo o al revés, logra tener beats llenos de expresión, ritmos furiosos, y sobre todo, un storytelling (o relato) que se ha convertido en la habilidad principal de Kendrick.

Gorillaz – Humanz (28 de abril)

Otro regreso que también representó mucho para los fans fue este. Siete años fue lo que pasó y aunque muchos aseguran que no, no es la mejor pieza de este colectivo, podemos decir que musicalmente es un cambio refrescante que de alguna u otra forma sí mantiene partes de sus discos predecesores. Piezas como “Strobelite”, con sintetizadores y batería eléctrica hacen que quieras seguir escuchando. Sí, puede que suene un tanto a rap o hip-hop, pero eso no deja que Humanz sea un buen disco. El único pero que le ponemos a este disco, es no haber escuchado tanto la voz de Damon.

Feist – Pleasure (28 de abril)

Seis años pasaron desde el lanzamiento de Metals y, para el estreno mundial de Pleasure la cantante canadiense vino a nuestro país para ofrecer tres conciertos con los cuales interpretó de principio a fin este disco en el que Leslie corroboró que no estaba perdida en acción, sino más bien, fabricando un álbum melancólico, que parece que fue grabado durante un concierto pero que en realidad es el reflejo de cómo Feist regresa a sus raíces, a esos sonidos sucios mientras suena su voz y su guitarra. Las letras, extremadamente tristes, extremadamente llenas de melancolía, de nostalgia, de anhelo por el ser perdido, pero que al final, compaginan perfecto entre esas guitarras eléctricas con pedales, batería y la voz de Jarvis Cocker. Una pieza folk que no te cansa en ningún momento; que puedes escuchar mientras bebes una taza de café, mientras lees, mientras estás con el corazón roto o simplemente, por el simple gusto de escuchar a Feist.

Harry Styles – Harry Styles (12 de mayo)

Si alguien echó toda la galleta este 2017 fue Harry Styles, y el reflejo de esto es su primer disco como solista titulado igual que él, y no sólo porque su nombre sea suficiente para vender millones de copias, sino porque el disco es un reflejo fiel y sincero de lo que es y lo que quiere cantar. El sencillo más exitoso, “Sign of the Times”, es una balada suave en la que podemos ver toda la pulpa popera de Styles. Y no sólo esta canción, “Two Ghosts”, “Ever Since New York” y todas las 10 canciones que componen este disco. ¿Resultado? Un buen disco que dejó de lado lo comercial para acercarse más a un gusto personal.

Burning Hearts – Battlefields (19 de mayo)

Esa voz suave de Jessika Rapo hizo de este 2017 una fiesta indie que exploró, ya con unos años de experiencia, diversos temas que nutrieron en su totalidad a Battlefields. Un camino que logró darle a este disco una variedad inigualable de sonidos que van desde el pop con “Bodies as Battlefields”, el dream pop con “Atacama”, hasta unos tonos más densos con “Chaos and Drama2”. Todo, absolutamente todo en este disco es completamente necesario para construir un álbum que le rinde tributo a la vida, la armonía, a su género y la música en general.

Lorde – Melodrama (16 de junio)

Melodrama, un disco compuesto de 11 canciones que nos llevan de viaje por un paseo emocional, cuya portada contiene las tonalidades de un colorido atardecer previo a la gran fiesta nocturna oculta en su sonido. Un elemento persistente en las letras del disco son los sentimientos posteriores a la ruptura, y qué tan difícil puede ser vivir en una gran ciudad como Nueva York atormentado por el fantasma de un “para siempre” que nunca ocurrió, pero también es una muestra de los excesos y las consecuencias que estos tienen en la vida. Un pop no genérico, pero oscuro, una producción que refleja la madurez de una islandesa que ha dejado atrás la melosidad y que está lista para hacer materiales más complejos.

Washed Out – Mister Mellow (30 de junio)

Poco se habla del chillwave, y es que precisamente por ser uno de los géneros que actualmente se consideran hipsters, poco se aprecia el hecho de que existan buenos músicos con buenas producciones. El caso en este año fue para Ernest Greene, quien con Mister Mellow no deja de sorprendernos y llevarnos en un viaje sí, meloso, pero también relajado, entre ritmos tropicales, en esos beats que se repiten una y otra vez y que a su vez son modificados con voces distorsionadas y loops que te transportan como a otra dimensión pero que siempre mantienen ese son para bailar. De las piezas fuertes son “Burn Out Blues”, “Floating By” y “Hart To Say Goodbye”, pero sin duda, el disco jamás te aburrirá. Aplausos para Washed Out.

Tyler, The Creator – Flower Boy (21 de julio)

Un disco lleno de honestidad, muchos piensan que es su revelación sexual, pero el rapero va más allá con su cuarto disco. Es un cúmulo de pasajes experimentales sonoros, algo nuevo en su obra. Las colaboraciones con Frank Ocean, Khali Uchis, Estelle, Roy Ayers, Lil Wayne y Jaden Smith dejan ver por qué es un must en tu colección del 2017.

Police des Moeurs – Dédales (25 de agosto)

Metafóricamente hablando, si imaginas una explosión, Dédales es la casa que explota y el sintetizador es lo que provoca el fuego. Así de simple. En este disco no hay otro protagonista que no sea este instrumento, su artificialidad y el poder de transportarte a un universo completamente oscuro. Police des Moeurs, desde su natal Canadá, se vuelven a colocar como uno de los máximos exponentes del dark wave con claras influencias europeas que harán de tu set list una joya invaluable.

Queens of The Stone Age – Villains (25 de agosto)

Al contrario de lo que muchos pensarían, QOTSA encontraron el balance perfecto entre uno de los productores pop más relevantes del momento y ese sonido desenfrenado lleno de ira para Villains. Además, vale la pena mencionar que a pesar de que el nombre del álbum es Villains (villanos) Queens of the Stone Age rompió lo que parecía una tradición en los regresos de este año –GorillazArcade Fire, etc–, pues en lugar de llegar a satirizar a la sociedad moderna o criticar los problemas políticos que afectan al mundo en temas de reflexión, prefirieron llevarnos por su propia fiesta de “chicos malos” en la que Josh Homme sólo quiere divertirse. El título fue elegido de esta forma porque no querían adoptar la versión de “héroes” debido a que existía otro gran álbum con ese nombre (uno de los mejores homenajes indirectos a David Bowie en los últimos años).

Hercules & Love Affair – Omnion (1 septiembre)

Cuatro años y un cambio de sonido mucho, mucho mejor al que Hercules & Love Affair nos presentó en The Feast Of The Broken Heart. Y es que para esta ocasión contó con colaboraciones que sí, se repitieron, pero además tuvo momentos en los que suena un poco a techno pero más mellow. Una pieza que en conjunto, te pone a bailar. Que puede estar un poco relajado en un principio, pero conforme avanza la canción indudablemente te hará que te muevas, que bailes y simplemente te dejes llevar. Ahora sí no hay piezas malas, no hay piezas favoritas. Omnion es una producción bien lograda, un resultado de la espera y el trabajo que finalmente nos recordó los años mozos de este proyecto musical.

Mount Kimbie – Love What Survives (8 de septiembre)

Cuatro años pasaron para que esta dupla británica estuviera de regreso con nuevo material. Para esta producción y como ya es su costumbre, contaron con la participación en las voces de King Krule y James Blake, dos artistas que toman distintas vertientes pero son igual de importantes y sobre todo, experimentales dentro de su género. Desde la canción de apertura, “Four Years And One Day”, los sonidos comienzan a envolverte dentro de las distorsiones de los loops, las modificaciones en los sintetizadores y esos apenas visibles acordes de guitarra. Love What Survives también rinde un tributo a las bandas nacidas del krautrock como Neu! y Can y a su motorik, un tipo de beat característico de estas bandas que ahora la dupla logró reproducir en su tercer producción. Tal vez esto se sale de las bases que tenían anteriormente, pero sin duda es un nuevo camino en el que han logrado encajar a la perfección.

Liam Gallagher – As You Were (6 de octubre)

Pasó mucho, mucho tiempo para que Liam Gallagher se pusiera pilas y sacara su álbum debut. Pero al fin, el día llegó. Y vaya que este material no decepcionó a nadie, sobre todo a los fanáticos de Oasis ya que As You Were nos remonta totalmente a los 90 cuando la banda de los Gallagher estaba en su apogeo. Este disco bien podría haber sido una segunda parte (actualizada) del ‘Be Here Now’, y los fans-from-hell de Oasis quedamos más que satisfechos. No por nada este álbum ha vendido más que todo.

King Krule – The Ooz (12 de octubre)

King Krule es un artista muy, muy complejo. A sus tan solo 25 años ha logrado crear dos joyas musicales y precisamente una de ellas, The Ooz, es algo imperdible para tus oídos este año. La mejor canción definitivamente es “Dum Surfer”. Esta rola, desde su lanzamiento se convirtió en una de las favoritas de los fans del británico, quien para este disco decidió incluir piezas que había dejado descartadas de 6 Feet Beneath The Moon. Ahora quiso incluir todo, todo lo que se le vino a la mente y como resultado tuvo 19 canciones en las cuales habla de la vida, filosofa sobre las calles de UK, de su viaje a Estados Unidos, de lo jodido que está el mundo, de las relaciones interpersonales. Todo de una forma muy melancólica, muy bien llevada con esos cortes de jazz, blues, balada o únicamente de la voz de Archy Marshall, quien cuatro años después, se muestra mucho más maduro, más decidido del rumbo que quiere tomar y sobre todo, de cómo lo va a tomar.

Beck – Colors (12 de octubre)

En esta ocasión no pasó mucho tiempo para que escucháramos algo nuevo de Beck, sin embargo, sí un disco que lograra captar nuestra atención -y oídos- de principio a fin. Colors es una producción que según el mismo Güero fue armando de la manera más paciente y dedicada. Tal como su nombre lo indica, este disco está lleno de matices pop que en ningún momento te van a dejar en stand by. Al contrario, esos riffs de guitarra divertidos, las flautas, el piano e incluso algunas voces distorsionadas, dan como resultado una producción funky dance que no dejarás de escuchar y, sobre todo, de bailar. Colors es un material que se puede escuchar completito, que valió la pena que tuviera en espera algunas piezas –es decir, que no las incluyera en Morning Phase–, que las fuera limpiando y colocando para generar esto: un disco que muchos podrán asegurar “es un gran cambio a su estilo”, que otros podrán decir “es un álbum demasiado pop” o “muy mainstream“, pero que al final lo que genera es felicidad.

St. Vincent – MASSEDUCTION (12 de octubre)

Digamos que Annie Clark es una artista mucho más compleja. De tres años para acá ha tenido experiencias que dan como resultado un nuevo disco: MASSEDUCTION. Este álbum es el regreso de Annie a la música después de tener una vida… un tanto ajetreada. Y bueno, una Cara Delevingne y una Kristen Stewart después le dejaron esta joya que se llevó las palmas este año. A diferencia de sus predecesores, en esta ocasión St. Vincent experimenta un nuevo camino musical pues melodías como “Masseduction”, “Sugarboy” “Los Angeless”, “Savior” y “Young Lover” están plagadas de riffs de sintetizadores que incluso pueden rememorar a Depeche Mode, especialmente “Sugarboy” y “Los Angeless”. Aunado a ello están los matices que Annie le da a su voz. Ahora se sienten mucho más frescos, experimentales y compaginan a la perfección con lo que ella quiere reflejar en cada canción. Con MASSEDUCTION, Annie prueba que más allá de toda la publicidad, de lo que opinen los medios y la gente en general, los buenos álbumes (o al menos la mayoría) siempre resultan de un corazón roto.

Morrissey – Low in Highschool (16 de noviembre) 

“Muéstrale a tus hijos a reconocer y despreciar la propaganda”. Así empieza “My Love, I’d Do Anything for You”, la primera canción de Morrissey en Low In High School que no representa una declaración de amor como el título nos hace pensar, sino un statement hacia los medios, el gobierno y la sociedad… y de todo esto es que va el nuevo disco de Moz. No importa que el boom del brit pop ochentero se haya quedado en glorias pasadas, este nuevo disco y todas sus canciones, unas mejores que otras, nos recuerdan ese efecto irremediable que discos como The Queen Is Dead causaron en toda la juventud. Incluso, la portada del álbum, un niño con un hacha y un cartel en el que se lee “AXE THE MONARCHY” es otro manifiesto que celebra la libertad con la que todos deben escuchar este nuevo disco.

Charlotte Gainsbourg – Rest (16 de noviembre)

Puede que pienses que Charlotte es una artista que pertenece a otra época, sin embargo, lo interesante de su nueva producción es que precisamente, logra mezclar a varias generaciones cuyo impacto en la música ha sido -a diferentes escalas- histórico. Y no solo eso, sino que también logra darle un giro de tuerca con la colaboración de varios artistas bastante representativos dentro de la escena de la electrónica en Francia. Comencemos porque la canción que da título al disco fue coescrita por Guy-Manuel, una de las mentes detrás de Daft Punk; también fue producido por SebastiAn, quien es un músico francés y DJ afiliado con Ed Banger Records (disquera francesa que tiene entre su base de artistas a Justice, Busy P y Breakbot) y que anteriormente ha trabajado con Frank Ocean, Beastie Boys, Bloc Party y Uffie. Pero además, tiene una colaboración con ni más ni menos que Sir Paul McCartney. Por esto y mucho más, es que Rest es un disco que vale la pena escuchar, especialmente si has perdido a un ser querido o simplemente te gusta la chanson française con unos toques electrónicos.

Björk – Utopia (24 de noviembre)

Estamos enamorados de esta nueva faceta mágica y suave de la islandesa representada en su nuevo disco. Utopia en su totalidad, compuesto de 14 canciones, es una verdadera belleza de la música, y por lo que hemos visto, también lo es de las artes visuales. Su música en todo el disco es una reflexión enorme del amor, la feminidad, la libertad, el medio ambiente, la tecnología y las consecuencias de la destrucción. Las arpas, flautas, vacíos, sintetizadores y sonidos de ambiente difieren totalmente de sus composiciones y materiales pasados, por no decir oscuros, a los que la islandesa nos tenía acostumbrados desde que se lanzó solita al ruedo en la década de los 90 y que marcó con su disco Vulnicura de 2015 en el que aparecieron las máscaras y el desamor. Utopia, en pocas palabras, es un disco de humanos y sociedades.

N.E.R.D – NO_ONE EVER REALLY DIES (15 de diciembre)

Si tuviéramos que elegir una palabra para describir el tan esperado regreso de N.E.R.D, nos vamos por esta: incongruente. Y no en un sentido negativo de la palabra, sino todo lo contrario. Desde que esta banda empezó a principios de milenio, descubrimos una nueva fórmula que no se apegaba a nada y agarraba un poquito de todos lados como funk, soul, R&B, hip-hop, pop y un poco de rock. Canciones como “Rollinem 7’s”, “Secret Life of Tigers”, “ESP” y “Kites”, por mencionar algunas (o en realidad para no poner el tracklist completo), son la prueba de que la banda está de regreso y lo hicieron recopilando esas pequeñas piezas junto con lo mejor de la música durante siete largos y duros años.

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