PRIMUS

Lunes, 11 de marzo
Auditorio Blackberry
México, DF

Por Iván Nieblas
Fotos: Rodrigo Jardón

En punto de las 9:05, finalmente tendríamos en un escenario mexicano a Primus, como parte de las celebraciones del séptimo aniversario de Indie Rocks. Sendos astronautas inflables, con etiquetas en las que se leía Buzz (Aldrin) y Neil (Armstrong), flanqueaban el entarimado.
El primero en salir al escenario es Larry Lalonde. Entre ovaciones, ataca con fuzz y wah, imitando un sonido de sirena de barco que anunciaba la llegada del baterista Jay, y el contramaestre de la embarcación, Les Claypool, quienes de inmediato se unían a “Those Damned Blue-Collar Tweekers”. Por alguna incomprensible razón había asientos en la pista, por lo que la movilidad se veía limitada y el desconcierto reinaba entre la audiencia que no atinaba qué hacer. El sonido en el Auditorio Blackberry era impecable debido a las nuevas trampas sónicas instaladas en el recinto. El popular y post-apocalíptico personaje Salad Fingers aparecía en pantalla. Claypool hacía gala de virtuosismo con tremendos solos llenos de efectos. Como era de esperarse, al frente del escenario, varios desafiaron la valla de sillas y saltaban sin parar al ritmo de la música.

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“Fisticuffs” continuaba la velada. En pantalla varias escenas de pelea desde mujeres con vestidos victorianos, robots de plástico a peleadores callejeros. La banda creaba ambientes de tensión que iban creciendo hasta estallar. De repente Claypool insertaba estrofas de “Tomorrow Never Knows” de los Beatles con la guitarra psicodélica de Larry. Claypool demostraba lo más vasto de su conocimiento del español pronunciando “¿Dónde esta la biblioteca?”, antes de arrancar con “Moron TV”, en la que aparecen en pantalla las míticas marionetas de ciencia ficción, los Thunderbirds. Delante una luz azul, Les comienza a crear una atmósfera de armónicos con su sampler y el control de volumen de su bajo. Es cortada abruptamente para dar paso a la rola “Groundhog’s Day” con un grandioso solo de Larry sobre una electrizante base de groove-funky de Jay y Les. “Me parece que nunca habíamos estado aquí con este disco. De hecho, creo que no habíamos venido con este ni con el anterior. Y si no me equivoco, tampoco con el anterior del anterior del anterior”, bromeaba Claypool. Se arrancan con algo del nuevo álbum Green Naugahyde, “Lee Van Cleef” que a decir de Les, “es alguien que me hace sonreír cuando veo su cara en pantalla” y por supuesto, el villano cowboy aparece en la misma. La gente de seguridad por fin pensó en algo y comenzaron a llevarse las sillas de la parte de adelante. Larry se queda solo en el escenario para comenzar “The Heckler”, la cual pasaba de lo espeso a una explosión de funk espacial.

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De inmediato se amarraban con “Is It Luck?” en la cual ya se notaba que estaban con los motores aceitados y la prendidez de la banda y el público se hizo una sola. Desgraciadamente, algún tarado le arrojó un vaso de cerveza directo a Les Claypool y el líquido se derrama sobre su ropa, su bajo de 5 mil dólares y sus pedales. Claypool, conteniendo la molestia, detiene la canción y dice “me acaban de arrojar un vaso de cerveza, así que tomaremos eso como que alguien no le gustó esta canción; así que ya no vamos a terminar la canción, voy a secarme, a cambiar de bajo y regresaremos a tocar unas canciones más suaves porque tal parece que a este señor no le gustan las canciones agitadas”. El público grita “¡sáquenlo!” al anónimo agresor. Tal como lo prometió, Les cambia de bajo por un fretless de 6 cuerdas y comienza a tocar ambientes espesos con luz baja en “Over the Electric Grapevine”. La distorsión y flanger se apoderan de la sala entre una multicolorida pantalla con cambiantes formas geométricas.

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Llegaba el momento de hacer un intermedio, aunque muchos despistados que no leyeron la pantalla, pensaron que el show había terminado y abandonaron el lugar. Los que sí estaban atentos pudieron disfrutar de media hora de estupendas caricaturas de Popeye de 1950.

Termina el intermedio y arrancan con “Dirty Drowning Man” en una explosión de sonido mientras un esqueleto caminaba entre montañas temblorosas. Continuaban con “American Life”, prolongándola con buenas improvisaciones. En pantalla escenas del monte Rushmore, la Estatua de la Libertad y Lincoln, todo entrelazándose. Claypool y Larry haciendo cataratas de notas con Jay marcando un ritmo hipnótico. Sampleos de efectos en la oscuridad y un ritmo semi-latino con sonidos de bajo sintetizado anunciaban el arribo de “Extinction Burst”. Un niño en pantalla se movía a ritmo de la batería.

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Al aparecer el contrabajo eléctrico en escenario todo mundo se unificó en un grito de emoción. La terrible y densa “Jilly’s on Smack” sonaba en todo el auditorio. “Jilly se droga y ya nunca más regresará” sentenciaba Claypool quien aparecía con su mascara de puerco, acariciando las cuerdas con el arco, entre la guitarra estéreo de Larry que nos puso a viajar en este tema. Se va el contrabajo y regresa el bajo sólido con una buena cantidad de distorsión y phaser para interpretar “Eleven”, que simplemente nos prepara para la euforia que está por desatarse ante las primeras notas de “Wynona’s Big Brown Beaver”. Todos coreaban el grito de cowboy y los saltos no se hicieron esperar. Al terminar Larry Lalonde se queda sólo en el escenario y sorprendentemente tocaba el famoso solo de Eddie Van Halen, “Eruption” seguido de unas notas de “You Really Got Me” que sirvieron de introducción a “HOINFODAMAN” acompañada de imágenes de vendedores de autos usados.

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En la recta final, llegaba la perturbadora “The Toys Go Winding Down”, con sus tresillos que no son ningún efecto, sino el propio Claypool y todos sus dedos haciendo ese peculiar sonido. Jay se luciría con un breve solo para pasar sin aviso alguno a un sabroso reggae. Una chica, luciendo corta minifalda, es subida sobre las cabezas los asistentes, tomada por las piernas. Por más que intenta llamar la atención de los músicos nada pasa. Ellos se siguen con “Harold of the Rocks” con un intermedio muy pacheco entre imágenes de borrachos.

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Se despiden y el clásico coro “Primus Suck!” para el encore no se hizo esperar. De nuevo aparecían en el escenario. Claypool nos aclara, “teníamos una canción dentro del setlist que ya no tocamos porque el individuo del pene pequeño me bañó en cerveza, pero como han sido un público fantástico, supongo que quieren escucharla, así que la vamos a tocar”. Es así que se despiden con “My Name Is Mud”, cantada en español por Claypool como “Me Llamo Mud” cerrando este primer show de manera contundente, aunque muchos se quedan esperando “Tommy the Cat”, “John the Fisherman” o “Jerry Was a Race Car Driver”. Somos abandonados a nuestra suerte y ante la infame conglomeración que siempre se hace en la salida del Auditorio Blackberry. Grandioso concierto para fans y para no iniciados.

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Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

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