Texto: Aarón Cortés
Fotos: OCESA

Bajita la mano el Vive Latino fue calando terreno para la llegada de Rancid desde muy temprano. Los guitarrazos se hicieron presentes para calentar motores, ante uno de los mayores atractivos del festival este año. Creíamos que todo estaría vacío y que pocas almas podrían presenciar este gran momento, qué equivocados estábamos.

Tras un un ligero retraso en los escenarios con Marky Ramone y el resto de los actos previos, Rancid apareció con una poderosa iluminación roja, y una enorme multitud enloquecida por tenerlos de vuelta después de 25 largos años. Claro que no todos tuvieron la suerte de viajar a Tijuana para verlos al principio de los 90, por lo que su llegada a la CDMX fue tan cálida como una primera vez.

Las cosas han cambiado bastante en tanto tiempo, y los gritos de “oeeee oeeee” enamoran a Lars Fredericksen, quien es interrumpido entre canciones por el gran amor de sus fans. Aunque el momento donde esta conexión instantánea se concretó fue cuando le pidieron a un “hommie” del público que le pasara su bandera con la leyenda “Bienvenidos, Rancid”. A cambio la gente entregó todo durante la presentación, y los envidiosos de atrás deseábamos un lugar más privilegiado para poder saltar emocionados junto al resto del público, en lugar de tener que escuchar las conversaciones a gritos de la gente.

Aquellos jóvenes que hace varios años rockeaban al ritmo de sus canciones hoy se presentaron con unas cuantas cicatrices de la edad, pero con el mismo espíritu fiestero de siempre y la euforia de sacudirse por todas partes en este viaje del tiempo a distintas etapas en la carrera de la banda.

Kevin Bivona, del grupo de ska The Interrupters, fue invitado al escenario para un par de canciones con un saludo de parte de Fredericksen que decía “Hi, Kevin… ¿Cómo estás, Kevin?… Chinga a tu madre, Kevin….”, con ayuda de los asistentes (aunque terminó por retractarse de esta última). El hombre que es como un quinto integrante para Rancid ayudó a prender más el ambiente, en el momento preciso que las bocinas resolvieron sus problemas y pudimos escuchar toda la potencia de la old school sin ningún problema.

El cierre corrió a cargo de “la canción que cambió sus vidas” (refiriéndose a “Time Bomb”) y los coros de la gente en “Ruby Soho”, donde hasta esas muñecas inflables que algunos cargaban en los hombros, se movían de un lado a otro para demostrar que no hay impedimento para disfrutar de Rancid. Incluso si vas con una actitud amargada porque te perdiste al último de los Ramones, la gran energía que poseen en el escenario y ese sabroso ritmo de rock de antaño, valieron la pena cada momento de espera.

Definitivamente van a regresar, o al menos eso prometen antes de partir y comenzar con los regalos (plumillas, baquetas y setlist), para seguir su camino al backstage y continuar la fiesta en otro lado.

Setlist

01. Radio
02. Roots Radicals
03. Journey to the End of the East Bay
04. Maxwell Murder
05. The 11th Hour
06. East Bay Night
07. Last One To Die
08. Dead Bodies
09. Salvation
10. Bloodclot
11. Old Friend
12. The Bottle
13. St. Mary
14. Tenderloin
15. Olympia WA.
16. Honor Is All We Know
17. Fall Back Down
18. Time Bomb
19. Ruby Soho

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