Woke up again to my chagrin
Getting sick and tired of feeling sick and tired again

¿En serio, Pete?

Anthems for Doomed Youth llega a nuestras manos como una promesa solemne de parte de Pete Doherty luego de una larga temporada en rehabilitación, su primer hogar. Ya no lo voy a hacer, fui una persona débil y egoísta, no más drogas ni alcohol, lo juro, lo prometo, soy un hombre nuevo, ¿qué tal un brindis para celebrar, eh mate? Aunque la accidentada trayectoria de Doherty ha sido marcada por el abuso de los vicios que acompañan la típica vida del rockstar, por lo menos hay que darle el reconocimiento de que lo está intentando, con el fin de regresar a su primera pasión, su máximo vicio. En la excelente “Barbarians”, un Doherty ya sobrio se resigna a cumplir con su único rol en la vida, la del músico que es invitado a un gig para prender las emociones de un público con su arte, aquellos bárbaros que se reúnen en los foros para bailar y gritar, ya que no hay nada más qué hacer. Mientras a él lo dejen cantar, con eso está contento.

Anthems for Doomed Youth se siente como un paso más en el programa de rehabilitación de Doherty, y el resto de la banda se reúne más que nada para apoyarlo, como una intervención prácticamente. Carl Barât es el que tiene una presencia más conspicua, al hacer dueto con Doherty en casi todos los temas (como en los viejos tiempos) como el buen camarada que va sosteniendo a su amigo convaleciente mientras da un paso tembloroso tras otro. En temas como “Gunga Din”, Barât igual comparte sus experiencias de abuso, como si fuera una reunión de Alcohólicos Anónimos, aunque a decir verdad, aquellos demonios pertenecieron a otra vida con la que ya hizo las paces hace muchos años. Si es que Barât se une al coro, es simplemente para que Doherty no se sienta solo y desamparado ante la vista de todos.

 

Una vez que Barât nota que Doherty es capaz de seguir adelante por su propia cuenta, entonces puede tomar un paso aparte para dedicarse a una de sus obsesiones: la historia británica. Ya con su otra banda, The Jackals, Barât había explorado el tema de la Primera Guerra Mundial, particularmente los soldados caídos sin nombre, y los desertores que perdieron sus vidas por actos de cobardía. El tema titular se deriva de un poema escrito por Wilfred Owen, en el que lamenta la muerte de miles de jóvenes ante la ráfaga de las ametralladoras en las trincheras. ¿Qué paralelos podrían existir entre aquellos soldados asesinados en la tierra de nadie como ganado con una banda de indie rock del 2015? Quizás la juventud de hace 100 años no es tan diferente a la actual, una tan perdida y maleable como la otra, aunque los conflictos de hoy no sean tan horribles como los de la primera mitad del siglo XX.

The Libertines llegan a su tercer álbum de estudio sin grandes declaraciones ni sorpresas… bueno, la única sorpresa, de hecho, fue que lograron grabar un tercer álbum, a pesar de todos los obstáculos en el camino. Once años después de su homónimo segundo disco, la banda que prendió la mecha del indie rock en el Reino Unido regresa con varias canciones que seguro formarán parte de la próxima compilación de grandes éxitos (sería algo triste, y propio a la vez, que tuvieran tantas antologías como discos de estudio). Aunque las guitarras garage siguen presentes, al igual que las armonías vocales de Pete y Carl, uno extraña la energía lunática de “Vertigo” y “Up the Bracket”. Incluso la sección rítmica de John Hassall y Gary Powell solo demuestra una pequeña fracción de su antigua potencia, contentos con poner la base de las melodías construidas por las dos caras más visibles de los Libertines.

Y son esas melodías las que cabe rescatar. Canciones como “Heart of the Matter” y “Fame and Fortune” reviven esa vieja pasión por The Clash, Doherty cada vez sonando más a Joe Strummer. De hecho, Anthems for Doomed Youth se une al coro de bandas británicas que buscan replicar ese sonido punk-pub de finales de los 70, como Palma Violets, The Vaccines, y Drenge. Hace 15 años, The Libertines eran de los muy pocos que exploraban ese territorio, y por eso resaltaban sin esfuerzo publicitario alguno. Ahora que su propuesta es una entre tantas similares, Anthems únicamente logrará trascender por su relevancia histórica, y no tanto por su música, por tantos aciertos que haya. El disco tiene su razón de ser más que nada para alargar la gira de reunión, una justificación también expresada por los Pixies. Si sus razones van más allá de la nostalgia o el dinero, ya es cuestión de ellos.

Es de notar, sin embargo, que estos Libertines, algo decaídos y sin colmillo, todavía tienen algo que decir cuando están recuperándose de la cruda. El que sean más viejos no quiere decir que hayan “madurado”. En la década anterior escribieron las canciones propias de su edad, dignas de su nombre libertino, y hoy saben expresar el remordimiento de sus acciones pasadas a través de su música. Ya será el destino el que le tome la palabra a Doherty, a ver si es cierto que en realidad está harto y enfermo de sentirse harto y enfermo…

T: @ShyTurista

P.D.: Mientras tanto, nosotros le estamos rezando a todos los dioses de que los headliners del CC15 lleguen intactos a noviembre.

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