Y continuamos recordando a los artistas mexicanos que gracias a su legado, han dejado una huella inigualable en nuestra identidad cultural, misma que a lo largo de los años nos ha ido formando y que nos caracteriza a nivel internacional. Hoy en día la monstruosa industria musical parece tener como objetivo dominarnos, haciendo que poco a poco vayamos olvidando cómo nos hemos expresado a lo largo de los años. Esto se puede mediar tan sólo siendo consciente de quiénes fueron los artistas encargados en formarnos, y recordando el sonido de México.

Porque hay que entender que la música es un lenguaje mucho más complejo de lo que podemos imaginar a primer escucha, a través de las notas podemos conocer aspectos mucho más profundo de una época en concreto como económicos, políticos, sociales y culturales.

La historia nos ayuda a entender nuestro presente y nuestras ambiciones a futuro, conocer nuestra identidad cultural nos recuerda cómo era México hace unos años, qué aspiraban nuestros padres y/o abuelos, qué los conmovía y de qué hablaban.

 

 

En esta ocasión es hora de hablar del Mariachi Vargas de Tecalitlán, o como ellos se autodenominaron alguna vez “el mejor mariachi del mundo”, que ha estado tocando durante más de 100 años, por diferentes generaciones de músicos mexicanos. Para ser más específicos, esta entrega está dedicada a la tercera generación, que tocó de 1950, a 1975.

¿Por qué la tercera?, comencemos con el listado de colaboraciones que este afamado conjunto logró conciliar durante esos años, con algunos de los músicos más importantes mexicanos: Jorge Negrete, Nicandro Castillo, José Alfredo Jimenez, Marco Antonio Muñíz, Juan Gabriel, Pedro Infante, entre muchos otros más.

Rubén Fuentes fue el hombre a cargo de dirigir al conjunto en la famosa época de oro de la música ranchera. Presentando una nueva etapa en la que todo el tiempo tuvo presente las raíces del mariachi, y se aventuró a dar un gran cambio a la estructura de los guapangos y sones, a modo de que necesitan un director para crear los arreglos previos, dejando de lado la improvisación.

 

 

Fue así como comenzaron las giras a otros países, visitando gran parte de sudamérica y Estados Unidos, siendo un gran ejemplo a seguir para los demás grupos de mariachi. Además de que el gobierno de México los utilizó para una gira promocional de las Juegos Olímpicos de 1968, dos años antes de que el evento, y esto se repitió para el mundial de 1970. Recorriendo países como Marruecos, Japón, Hong Kong y Singapur… ahí nada más.

En este periodo, destaca como vocalista de la agrupación el violinista Heriberto Molina (El curita), que se convirtió en el cantante principal del Mariachi Vargas durante ¡30 años!

 

 

Su repertorio también incluía piezas de música clásica –que fueron agregadas por Rodriguez de Hijar– y combinaciones de ritmos con sonidos de Venezuela, para crear algo novedoso y enfocándose más en la composición y arreglos musicales, para presentarlos de un modo mucho más complejo.

De ahí viene el origen de la “arrimón de oro del Mariachi Vargas” con colaboraciones de Navidad Santiago, Rigoberto Alfaro, Victor Cardenas y Arturo Mendoza, formando lo que más tarde fue considerada como una de las mejores secciones de armonía en mariachis.

Finalmente una de las mayores aportaciones de la tercera generación del Mariachi Vargas de Tecalitlán, fue el disco Fiesta en Jalisco, que forma parte del listado de canciones que utilizan los mariachis a nivel mundial actualmente. Marcando una gran época en la enorme trayectoria de este afamada agrupación.

 

 

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