A pesar de ser muy joven, King Krule es un artista hecho y derecho que como todos los jóvenes, a sus 24 años retoma sus influencias cinematográficas, literarias y de pintura para crear algo nuevo o bien, para rendirles tributo. Eso, exactamente eso fue lo que hizo en el video de “Biscuit Town”. 

Esta canción es como un canturreo ligero, perdida en la noche y destaca la voz de King Krule en todo momento. En ella, él se pierde, muestra esa melancolía, esa poesía que encuentra en la noche sin importar al lado al que mire. Por eso, como si fuera una maqueta, se enfocan algunos edificios que más tarde señalan un cielo con una luna llena pero con efecto de agua, un efecto-fantasía que Tim Burton usa en Big Fish (2004).

Después vuelve a haber otro cameo entre los edificios hasta finalmente señalar de nueva cuenta a Archy, quien como sacado de un libro de Jack Kerouac o Charles Bukowski, comienza a beber de una botella de vino, voltea y nuevamente vuelva a hablar como si fuera un ente. Luego mira a la televisión y en ella, de una manera un poco más “contemporánea”, se proyectan secuencias animadas como una especie de tributo a Keith Haring. 

Posteriormente, tras un poco más de canturreo, King Krule toma su grabadora, como si fuera un investigador en una película vieja y comienza a “narrar” lo ocurrido en Biscuit Town. Un pequeño guiño a todas esas cintas policiacas e historias de la literatura Norteamericana. 

¿Es un investigador, un policía, un escritor o simplemente un hombre atormentado? No se sabe, pero mientras eso se averigua de fondo aparecen las fábricas y toda esa zona industrial, tal como en la película de Charles Chaplin, Tiempos Modernos (1936). Al mismo tiempo se ve un bote, navegando entre ondas sucias, la gente mirando ese bote, como en la película de Wes Anderson en stop motion o bien, algo de Deconstructing Harry (1997), de Woody Allen. 

Después vuelve a los cigarrillos, los trastes sucios, las botellas de vino, la máquina de escribir, la suciedad, las pinturas de Van Gogh y finalmente recibe un tiro. Ya en medio de su agonía deambula por los edificios, como un gigante, un Godzilla y finalmente termina muerto en su apartamento. 

Tal vez la intención de King Krule no haya sido ninguna de estas referencias, pero es innegable que el notarlas en 3:45 minutos, que es lo que dura la canción, resulta gratificante. Especialmente porque es así como Archy complementa uno de sus trabajos como el buen bohemio que es.

“Biscuit Town” se desprende de su más reciente disco, The Ooz, con el cual incluso llegó a nuestro país como parte de Ceremonia 2018. Si todavía no lo has escuchado te lo dejamos por acá. 

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