De entrada es importante decir que si tenías la idea de que Sép7imo Día sería un tanto conceptual y representaría las historias de las canciones de Soda Stereo, te equivocas. Bueno, eso fue lo que yo pensé cuando supe que Cirque Du Soleil, rendiría por primera vez un tributo a una de las bandas más icónicas de Latinoamérica.

Personas que en su mayoría ya eran adultas, unos seguidores empedernidos de la lírica de Cerati, de su historia y la historia de Soda que va más allá de una simple “Persiana Americana”. Poco a poco todo comenzó a tomar su lugar, a acomodarse para finalmente tener aunque sea una pequeña parte de las reminiscencias de aquél grande que nos dejó tres años atrás.

Toda la parafernalia circense comenzó a vislumbrarse en la pista del Palacio de los Deportes donde, de una forma bastante colorida, comenzaron las primeras canciones de Soda, imágenes no solo de Gustavo, sino también de Zeta y Charly. El volumen a todo lo que daba (probablemente para que no rebotara el sonido) y, a pesar de eso, la gente entró en un éxtasis entre luces neón, acróbatas, malabaristas y visuales de los ya viejos videos de la agrupación argentina.

A diferencia de las ediciones pasadas de Cirque Du Soleil, en esta ocasión optaron por dejar que parte de los asistentes estuvieran en pista y pudieran interactuar con el show. En varias ocasiones se tuvieron que mover pues, las ruedas enormes, las flores, las “fogatas”, todo atravesaba el lugar al ritmo de “En el Séptimo Día”, “Signos” y sí, “Persiana Americana”.

Séptimo día, que en vez de la “T” va el “7”, fue un show sin igual ya que la tropa de 35 bailarines, saltimbanquis, acróbatas, cantantes y payasos, invitaban a todos los asistentes a que cantaran, a que corearan las canciones, a que aplaudieran y sintieran una vez más esa vibración de la música.

La sorpresa de la noche fue cuando en las pantallas  -que más que verse como pantallas daban la impresión de ser un sueño, una visión del pasado y futuro en un mundo utópico- se veía a una especie de sirena mientras un hombre sostenía al guitarra de Gustavo Cerati e “interpretaba” “Hombre al Agua”. Si prestabas atención y mirabas alrededor, te percatabas de que en realidad, no era una ilusión, era una representación literal de un hombre y una mujer sumergidos en un tanque con agua.

 

En más de una ocasión, este espectáculo hizo un guiño a México, a sus estados, y sobre todo, a esa famosa etiqueta que pasó a ser la nueva bandera cibernética de nuestro país: “Fuerza México”. Los aplausos, las ovaciones, los coreos de cada una de las estrofas de las rolas de Soda, era algo imparable.

Al final, entre “Música Ligera”, las guitarras acústicas y una imagen al fondo a blanco y negro de los integrantes de Soda Stereo y la leyenda “Gracias totales”, fue como todos los fans, quedaron satisfechos, con lágrimas en los ojos, con esa vibración de sentir una vez más la euforia, de estar cerca de algo tan grande y que por siempre estará en la historia. Si no lo crees acá te dejamos estos videos que esperamos, sea suficiente.

 

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