Previo al siglo XX, las invasiones británicas nunca habían sido bien recibidas en Norteamérica. Ya sabes, guerras, muertos y cosas por el estilo. Pero el término “invasión británica” empezó a tomar un nuevo significado a partir de la década de los 60 gracias al revisionismo de la cultura pop.

Esta vez no eran las Casacas Rojas los que cruzaban el océano Atlántico sino los Beatles y detrás de ellos había todo un batallón de músicos cuya única misión consistía en conquistar las tablas de popularidad del mercado americano. ¿Pero cómo lo lograron? Todavía hasta la fecha los gustos musicales entre Estados Unidos y el Reino Unido no suelen coincidir. Lo que bien puede ser un mega-éxito en el gabacho, del otro lado del charco puede tener una modesta aceptación, si es que le va bien.

Sin embargo, en la cuna del pop moderno, ocurrieron una serie de factores que favorecieron a los británicos y estos supieron como encajar las piezas antes que los gringos… pero fue una carrera que ganaron por una nariz. Lo irónico del caso es que casi todos los ingredientes se cosecharon en territorio estadounidense. Por ejemplo, el blues. Guitarristas como Keith Richards y Eric Clapton o cantantes como Eric Burdon eran fanáticos a morir de aquellos que vendieron sus almas al Diablo para tocar la música del Mississippi Delta como Robert Johnson, B.B. King y Howlin Wolf. El jazz y todas sus vertientes también jugaban un papel importante como influencia en el estilo de los británicos, pero el blues era la verdadera raíz del sonido que predominó en la década de la guerra fría, la carrera espacial, los movimientos civiles y el flower power.

Otra fuente de influencia era el rock ‘n’ roll, un género que ya a finales de los 50 estaba dando sus últimos coletazos. Sin embargo, Paul McCartney, Pete Townshend y Gerry Marsden crecieron escuchando a Carl Perkins, a Bo Diddley y a Jerry Lee Lewis en la radio y en acetatos algo difíciles de conseguir. La energía del rock no podía estar ausente para un público que siempre exige música para bailar. Por último, las armonías R&B de los grupos femeninos y los arreglos de Phil Spector que estaban empezando a pegar a inicios de los 60 terminaron por agregar ese toque que le faltaba al cocktail. Otros géneros americanos como el country, el surf, el soul y el folk de igual manera eran escuchados con devoción en las islas británicas, y de hecho, muchas bandas que ahora aclamamos como legendarias iniciaron sus trayectorias grabando e interpretando covers de sus artistas americanos favoritos. A diferencia del presente, hace 50 años los oídos británicos estaban muy atentos de las ondas de sonido que llegaban de los Estados Unidos y a partir de 1963 llegaría su turno para cumplir con su parte en el intercambio musical.

En la década de los 50, los ingleses ya habían combinado algunos de estos ingrediente para crear su propia versión del skiffle, pero con los Beatles surgió una nuevo sonido que luego fue bautizado como Merseybeat, en honor al río Mersey que cruza por la ciudad de Liverpool. Este nuevo sonido pop/rock carecía de la energía primitiva del rock ‘n’ roll pero le ponía más atención a los detalles de la estructura, los cuales podían ser pulidos en el estudio de grabación. El producto final era el resultado que salía al sumar el talento del músico mas la visión del productor y el oficio de un ingeniero de audio… y claro, el genio de un buen manager con suficientes conocimientos de mercadotecnia para saber como posicionar a sus clientes en las estaciones de radio y en los programas televisivos de variedad.

THE BEATLES

Gracias al tremendo e inesperado éxito de los Beatles en las tablas de popularidad de Estados Unidos, en febrero de 1964, George, Paul, John y Ringo hicieron su debut en la televisión americana con tres presentaciones en el programa de Ed Sullivan. El manager Brian Epstein diseñó toda una estrategia para explotar el potencial de su banda en su primera visita al nuevo continente, pero es probable que el resultado haya superado sus propias expectativas. Simplemente no había precedentes. La reacción del auditorio en el ahora histórico programa de Sullivan capturaba la euforia de una sociedad que se había enamorado de todo el paquete: los cortes de cabello, los trajes bien ajustados, el carisma de sus integrantes y la presentación de una banda que carecía de un líder formal o un frontman.

La imagen tenía un rol de vital importancia especialmente en esa década donde cada hogar en el primer mundo ya contaba con una televisión. Aunque hoy nos parezca un anacronismo, era muy común que la familia de clase media se reuniera en la sala después de la cena para ver su programación rutinaria. Cuando los Beatles tocaron en el programa de Ed Sullivan y los televidentes vieron con sus propios ojos la reacción del público, esa locura que tomaría el nombre de Beatlemania se esparció como un virus por todos los suburbios. La invasión británica del siglo XX había terminado por dejar un mayor impacto sobre la ideología americana que la tan temida amenaza comunista. Sólo bastaron cuatro músicos y algunas canciones de dos minutos y medio para reiniciar otro cambio cultural.

Por supuesto no podemos dejar fuera la música. A través del Merseybeat, Los Beatles popularizaron la clásica estructura pop de verso-coro-verso-coro-puente-coro. Las letras simplonas y románticas que escribieron Lennon y McCartney para sus primeros discos se acoplaban perfectamente al molde que sólo requería de unos versos que rimaran y algunos estribillos. La repetición de las líneas martillaba las letras en el cerebro para que así pudiera la gente cantar con ellos sin mucho esfuerzo de memoria. La magia de los Beatles que trascendía la barrera del idioma era su talento para encontrar una melodía pegajosa, y en sus primeros años ellos tenían suficientes naranjas para exprimir. Las canciones de amor de los Beatles no eran ni tan agresivas ni tan seductivas, sino más bien juguetonas. La banda coqueteaba con un público adolescente  al obsequiarle sólo una pizca (“I Want to Hold Your Hand”) pero nada más hasta ahí. Era un amor inocente que dejaba la puerta abierta a un centenar de posibilidades y eso era lo que prendía el motor de la euforia.

Los Beatles estuvieron en la vanguardia de la primera ola de artistas británicos que cruzaron el Atlántico como Gerry & The Peacemakers, Dusty Springfield, Donovan, The Animals, The Troggs y muchos otros. Este primer avance tendría su máximo apogeo en 1964 cuando en algún punto u otro, los ingleses lograron colocarse en los primeros lugares de las tablas en ambos continentes (¡Hey! México tampoco se salvó de “la biclemanía”) pero después de cinco discos y un par de películas, los Beatles estaban hartos del mismo beat y ansiosos por experimentar fuera de la casilla que ellos mismos habían perfeccionado. Aunque muchas de estas banditas terminaron por ser un pie de página en la historia del pop, por lo menos los Beatles invadieron para quedarse, y ahora celebramos el 50 aniversario de su primer lanzamiento, Please Please Me. Antes de que se nos olvide, de una vez dejamos claro que ésta es la doceava entrega en la serie de artículos Beat-50.

THE KINKS

Si piensas que el pop británico nunca había tenido un par de hermanos tan talentosos pero conflictivos como los Gallagher, entonces nunca has escuchado de Ray y Dave Davies, la fuerza creativa detrás de los Kinks. Entre las cinco bandas que conforman esta lista, podemos argumentar que los Kinks son los más “ingleses” gracias a ese acento coloquial con la que infectaban sus canciones. Por supuesto, eso no quiere decir que los Kinks nunca se unieron al resto de sus pares en la invasión británica. Los hermanos Davies también lograron meter algunos sencillos en el Hot 100 como “You Really Got Me”, una canción de 1964 que con sus acordes sembraron las primeras semillas de lo que mucho tiempo después daría luz al hard rock. Los Kinks repitieron la fórmula con su siguiente sencillo “All Day and All of the Night”, en la cual Dave Davies podía presumir mejor sus habilidades en la guitarra.

Parecía que los Kinks le mordían los talones a los Beatles en cuanto a popularidad hasta que al concluir su gira de 1965, la banda de Londres fue vetada de regresar a los Estados Unidos por motivos que nunca fueron aclarados públicamente. Al no tener acceso al codiciado mercado americano, Ray Davies se dedicó a escribir canciones más nostálgicas y apelativas al gusto de los de casa. Canciones como “Sunny Afternoon” y “Waterloo Sunset” eran canciones que encajaban brillantemente con el panorama de Londres, al igual que sus discos de larga duración como Face to Face y The Village Green Preservation Society. Sus composiciones eran el soundtrack perfecto mientras se disfrutaba de una taza de te.

En 1969, los gringos permitieron a la banda de los Davies regresar a su país y así volvieron a tocar ese rock un tanto más pesado que se podía escuchar en canciones como “Lola.” En las décadas posteriores a la invasión británica, Los Kinks tuvieron una larga trayectoria llena de picos y caídas hasta que las diferencias creativas y personales entre los hermanos llegaron a su punto de quiebre y le dieron un punto final a esta legendaria banda en 1996. Por supuesto, una reunión nunca ha sido descartada por la castrosa prensa británica que ha molestado a los Davies constantemente con la misma pregunta en entrevistas, por lo menos hasta que su atención fue desviada por otros hermanos algo más jóvenes que desintegraron su propia banda.

THE YARDBIRDS

De las cinco bandas en esta lista es probable que los Yardbirds sean los menos conocidos por las masas. Sin embargo, esta banda formada en Londres en 1963 es más famosa por los guitarristas que en algún punto u otro de su trayectoria integraron su alineación… que por sus discos. Eric Clapton se unió al grupo al inicio de su aclamada carrera y de inmediato se distinguió por un estilo de blues americano que terminó por darle el sobrenombre de “Slowhand”. En 1965, Clapton dejaría a los Yardbirds para luego integrarse a muchos otros proyectos donde sólo estaría por unos meses o pocos años: John Mayall & The Bluesbreakers, Cream, Derek and the Dominos y tantos otros, pero eso sí, siempre dejando su marca a donde quiera que fuera.

Después de Clapton, los Yardbirds reclutaron a otro talentoso guitarrista que gozó de una exitosa trayectoria más tarde: Jeff Beck. Desafortunadamente, la estancia de Beck en los Yardbirds no duró más de un año a causa de su perfeccionismo y corto temperamento. Su tendencia a ausentarse de las presentaciones en vivo lo llevó a ser despedido y reemplazado por el bajista, Jimmy Page. Jeff Beck luego formaría su propia banda con Rod Stewart en vocales y Ronnie Wood en la segunda guitarra y también estaría involucrado en decenas de otros proyectos. Pero regresemos a los Yardbirds que ya en sus últimos años se había convertido en un vehículo para que Jimmy Page hiciera sus experimentos. Tras la salida de sus últimos integrantes originales en 1968, Page reclutó a otros tres músicos relativamente desconocidos (ahora muy famosos) para formar una nueva alineación de los Yardbirds, aunque finalmente se quedó con el nombre que en broma le había dicho Keith Moon: Led Zeppelin.

THE WHO

The Who formó parte de la segunda ola de bandas británicas que invadieron los medios americanos junto con los Zombies, los Hollies y otros grupos que llegaron un poco tarde a la fiesta. Sin embargo, ya en 1966, con el movimiento hippie en sus primeros pasos, los gringos podían presumir de una amplia variedad de artistas que contrarrestaban el impacto popular de las bandas de fuera. Para sobresalir del resto de las opciones disponibles, The Who resaltó por sonar más fuerte y ser más caóticos sobre el escenario, hasta llegar al punto donde destruían sus propios instrumentos, una acción que una banda nueva y sin tantos recursos económicos no podía darse el lujo de cometer con tanta gracia.

Su principal autor, Pete Townshend, escribía bajo la influencia de la música en la era post-Sgt. Pepper. La psicodelia, el blues y el musical fueron sus armas para crear algo que sería conocido como la primera rock opera. Otras bandas ya habían experimentado con la idea de un álbum conceptual donde existe un hilo temático que une dos o más canciones en un disco, pero Townshend llevó esa idea al otro extremo al mezclar la música rock con el musical de Broadway, creando así la grandiosa rock opera: Tommy. The Who levantó el velo sobre lo que una banda ambiciosa podía hacer con las herramientas del pop. Las canciones de dos minutos y medio ya eran cosa del pasado.

THE ROLLING STONES

Y por supuesto teníamos que llegar a los Rolling Stones, eternos rivales de los Beatles en la divertida era de la invasión británica. Formada por Brian Jones en 1962, la banda de Londres se distinguió de sus pares por su afición, no sólo al blues, sino también a la esencia de este estilo particular de música. Los Rolling Stones eran la otra cara siniestra de la moneda. Mientras Paul McCartney era el chico lindo al que llevabas a conocer a tus padres, Mick Jagger era el tipo rudo y malo que mantenías escondido en el armario, un tipo que nunca podría quedar satisfecho. O por lo menos, así era como se lo vendían al público en las revistas de aquella época.

Los Rolling Stones van a emprender una gira mundial el próximo año con motivo del 50 aniversario de su primer lanzamiento, así que no tiene caso escribir más sobre ellos en este momento. En el 2014 ten por seguro que vas a leer mucho más sobre Keith, Mick, Brian, Ronnie, Bill y Charlie en Sopitas.com así como le dedicamos esta cobertura especial a los Beatles en las últimas semanas.

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Texto:@ShyTurista

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