Recordarán cuando un chavo fue amablemente conducido por la PGR a un interrogatorio por “predecir” en Twitter el avionazo en que murió el entonces Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora. Si eso nos pareció exagerado, no sabemos cómo definir lo siguiente.
Hamad Al Naqi es un joven que, como muchos otros alrededor del mundo, cuenta con una cuenta Twitter. Sin embargo vive en Kuwait, un país en el que -como no en muchos otros, por suerte- se condena duramente la blasfemia.
Y hasta cierto punto Naqi corrió con suerte, ya que “sólo” pasará 10 años por insultar por internet a Mahoma y a los gobernantes suníes de Arabia Saudí y Bahréin, ya que recientemente el Parlamento kuwaití introdujo una nueva ley que castiga con la pena de muerte tal delito, pero aun no entra en vigor.
Sin embargo, el abogado del joven ha informado que apelará el veredicto y presentará una solicitud para anular el fallo, ya que Hamad Al Naqi argumenta al más puro estilo de Enrique Garay que su cuenta fue hackeada.
Pues así las cosas en aquel país. Pero como señalamos al comienzo de la nota, México no canta mal las rancheras en cuento a reprimir la libertad de expresión, quizá la única diferencia es que allá es ley y aquí se hace “a la mala”, como en el caso los diferentes periodistas que han sido asesinados.