Después de todo el proceso en su contra, finalmente este miércoles el expresidente de El Salvador, Antonio Saca, fue condenado a 10 años de prisión por desvío y lavado de más de 300 millones de dólares. Además, seis de sus colaboradores también fueron sentenciados.
#ULTIMAHORA Un tribunal condena a diez de prisión al expresidente salvadoreño Tony Saca, acusado de desviar fondos públicos.
— AP Noticias (@AP_Noticias) 12 de septiembre de 2018
Y es que era lo lógico después de su confesión.
El pasado 9 de agosto, el expresidente mejor conocido como ‘Tony’ Saca que gobernó de 2004 a 2009, se declaró culpable de desviación de fondos públicos para favorecer a sus empresas a través del incremento de la publicidad ante el Tribunal 2º de Sentencia de San Salvador.
Lo anterior por 301 millones de dólares.
Pero no, no confesó porque le haya remordido la conciencia, sino porque era lo mejor para su situación jurídica.
Y no fue de lo único de lo que se declaró culpable. Dijo ser culpable de:
- Ser el autor intelectual de la desviación de fondos de la Cuenta Subsidiaria del Tesoro Público de la Casa Presidencial.
- De ordenar la apertura de cuentas personales para depositar el dinero que robaría del Estado.
- Entregaba a sus funcionarios un salario extra de los fondos previamente sustraídos.
- Acordó con algunas empresas que el 80% del dinero que le llegaría iba a irse a su grupo radical y el otro 20% se quedaba en las agencias.
- Estaba consciente además de que lo que hacía era ilegal.
- Pidió a los bancos privilegios para poder realizar las transacciones, y a veces, ni se informaban.
- Entrego dinero al partido ARENA, inicialmente 400 mil dólares y posteriormente “varios millones”, de acuerdo con su declaración.
- Durante su periodo, ordenó que le depositaran 10 mil millones de dólares mensuales a su esposa.
- Usaba el dinero que robaba para meterlo en empresas dirigidas por prestanombres aparentando el pago de servicios de publicidad a la presidencia. A una le tocaron 100 mil mensuales.
- Compró 17 propiedades que compró para su beneficio personal con dinero público.
Nomás eso.
La pregunta es… ¿y en México pa’ cuando?
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